Vivir o morir, punto final en la guerra

El gran negocio de los dueños de funerarias es lo más próximo a la hipocresía de los seres humanos.
Por un lado, dicen no querer que amigos mueran, de otro, ¿de qué vivir si nadie fallece?
Estados Unidos, se dice, reclutó a expertos mercenarios dentro y fuera de la nación Americana y algunos de origen europeos, se reentrenaron en Ucrania y envió a morir en Kursk, en territorio ruso.
Creyéndose estar en una de esas repúblicas donde los dogmas bloquean los sentidos, ya en Kursk, en cierto modo, se auto inmolaron, envueltos por fuerzas de Wagner y la implacable armada de la Federación.
La reaparición del temible grupo Wagner, apoyado por la artillería rusa, más que haber exterminado a mercenarios, es un aviso para quienes suelan violentar sus territorios.
En Estados Unidos y la OTAN, sorprendió la aparición del grupo Wagner, ahora con la fuerza letal propia de él.