La Sierra de Neyba está siendo talada
Senador dio la voz de alarma y ahora le toca al presidente Abinader poner en cintura a depredadores y sus cómplices

Por Augusto Álvarez
El senador por Elías Piña ha puesto al desnudo la verdad de una realidad que está matando varios afluentes acuíferos por una desgracia tripartita.
El senador Johnson Encarnación se refiere a la extinción de varios nacimientos de ríos, 22 en total, agregando que los haitianos son los principales taladros de árboles. Negarlo sería como tratar de tapar el sol con el dedo meñique.
Sin embargo, aunque la historia nos obliga a confrontar el retrovisor, y recordar que fueron los franceses quienes enseñaron a los isleños del oeste a talar sierras y hacer hornos.
En las provincias que se insertan dentro de la Sierra de Neyba, tanto en la parte Norte como en el Sur, se supone que las autoridades del Ministerio de Medio Ambientes y Recursos Naturales, así como de Migración, tienen la responsabilidad de evitar asentamientos de extranjero en áreas o zonas protegidas, y sin embargo, ahí están los haitianos talando, y sin control.
Conforme a la denuncia del senador Encarnación, así como de instituciones y comunitarios protectores de nuestro ecosistema, los parques nacionales se han convertido en refugios de ilegales.
Y esa es una realidad que nadie puede negar, pues es ahí donde reside la falta de acción oficial. Es decir, de Migración y Medio Ambientes.
Ciertamente, los ilegales se establecen en lugares específicos del territorio nacional sin que Migración se entere, o mejor, dicho, se dé por enterado. ¿Qué culpa tiene la estaca si el sapo salta y se engancha? La realidad es que nuestros bosques están molestos, y hasta protestan en silencio por su inseguridad.
Si cada legislador actuará con responsabilidad, en sus respectivas provincias, los “asesinatos” de bosques y los asentamientos de ilegales se evitarían, con ello, la población de ilegales haitianos en nuestros valles y montañas.
Le toca al gobierno, y específicamente al presidente Luis Abinader, poner en cintura, tanto a los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente como a los de la Dirección de Migración, para que ambos actúen en coordinación, y no haya excusa válida para enfrentar a los depredadores, tanto dominicanos como extranjeros, que lentamente, pero con paso seguro, están destruyendo el ecosistema dominicano.