AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Salí de mi casa en una mañana con un clima agradable en 6°C, empecé orar haciendo mi Rosario, mientras camino, bajé mis 140 escalones acostumbrados para llegar a la estación del Bus y para no subir otros 120 escalones más, me desvío por una callecita sin salida, ancha, pero muy fría y solitaria.
En medio de la calle alcanzo a ver seis individuos que me miran fijamente, ladeando la cabeza, inclinándola como si estuvieran revisándome para saber por dónde atacar, seis hermosos perros, gigantescos, perros de la calle de Ankara que andan en manadas, dizque son mansos, pero en ocasiones han atacado a uno más que otro.
Me miran, los miro, me voy acercando poco a poco y cómo Dios me protege y voy haciendo el Rosario no siento miedo, pero… uno de ellos mueve una pata como los caballos cuando van a salir corriendo y algo me dijo: “amigo devuélvase”, fue entonces cuando empecé a caminar para atrás porque no quería darle la espalda, además mirarlos fijamente los intimida según pienso.
Al alejarme un poco y llegar al pie de la escalera, no me quedó más que subir mis otros 120 escalones más, y un poco de prisa, por cierto, cuando se calmó la tempestad, ahí recordé aquella frase de Jesús: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudan?”
Muy sofocado, retomé mis oraciones y entonces pedí por la Dra. Claudia Almonte, cardióloga, cómo no recordarla, con esa ergométrica prueba de esfuerzo.
Víctor Martínez piensa que Dios todo lo puede, y que, si estamos con Dios, ¿Quién contra nosotros?, pero cómo la humanidad le está dando tantos problemas al Señor, pienso que lo más prudente es ayudarlo de vez en cuando.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Pamela Bello.
Hasta la próxima.
