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Audio: La Sabiduría Divina

REFLEXIONES...

 

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Dios es sabiduría creadora, razón por la que admiramos a Dios y nos admiramos de nosotros mismos. Dios no se complace en su mismidad sino en estar con nosotros, su alegría, tal como lo expresa, es estar con los hombres. Poema de amor divino en lo humano.

La sabiduría es vida; es decir, el misterio de Dios es vida para el hombre, no muerte. No es Dios, sabiduría de vida, una esencia encerrada, sino que se complace en derramarse y en que todos los hombres la posean. En ese sentido, la sabiduría se ha acercado a los hombres en Jesucristo. Toda la creación, toda la inteligencia humana, todos los descubrimientos del mundo son la manifestación de esta sabiduría. Pero si la «ofendemos» creyendo que podemos construir un mundo al margen de la sabiduría de Dios, y desde nuestras propias posibilidades humanas, vamos camino de la destrucción, de la muerte.

El Salmo 8, que es una de las piezas maestras de la literatura religiosa, canta todo esto con grandeza y humildad y esto, tal como nos lo dice (Rom 5) porque al darnos al Espíritu, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones

Aquí Pablo comienza en su carta a los Romanos a poner de manifiesto lo que ha significado el acontecimiento de gracia revelado en Jesucristo, y al cual accedemos por la fe. Esta es la experiencia de la gloria de Dios, de su sabiduría de Dios y de su amor. Esto es real solamente porque el misterio de Dios es un darse sin medida por nosotros. Se ha dado en Jesucristo y se da continuamente por su Espíritu.

La puerta de acceso a ese misterio es solamente la fe, no hay nada previo que impida el acceso a la paz y a la gloria de Dios, ni siquiera el pecado que existe y tiene su poder. Dios, pues, no hace el misterio de su vida inaccesible para nosotros. Dios no es mezquino de su mismidad, de su misterio, de su sabiduría o de su gracia, sino que se complace en entregarse. Esto es vivir la realidad de Dios que es salvación y redención, como Pablo se encarga de proclamar en este momento.

El Espíritu de la verdad, nos ilumina (Juan 16). Sabemos que no podemos tender hacia Dios, buscar a Dios, sin una luz dentro de nosotros, porque los hombres tendemos a apagar las luces de nuestra existencia y de nuestro corazón. El será como esa «lámpara de fuego» de que hablaba San Juan de la Cruz en su «Llama de amor viva».

Es el Espíritu el que transformará por el fuego, por el amor, lo que nosotros apagamos con el desamor. Aquí aparece el concepto «verdad», que en la Biblia no es un concepto abstracto o intelectual; en la Biblia, la verdad «se hace», es operativa a todos los niveles existenciales, se siente con el corazón. Se trata de la verdad de Dios, y esta no se experimenta sino amando sin medida. Lo que el Padre y el Hijo tienen, la verdad de su vida es el mismo Padre y el hijo, porque se relacionan en el amor, y la entregan por el Espíritu.

Mis queridos hermanos, Víctor Martínez te lo recuerda, nosotros, sin el amor, estamos ciegos, apagados, sin luz, aunque nos dispongamos a brillar. Es la sabiduría divina la que debes recibir, dándole acceso a la fe.

Gracias a Matilde Farach por hacer posible que esta reflexión llegue cada domingo a nuestros corazones.

Hasta la próxima.

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