Los más populares reciben los votos, pero van a otros destinos

Por Augusto Álvarez
Con extraños sostenes económicos, Fulano (a) logró obtener el voto para ser diputado (a). Sin embargo, luego irá a una dirección en busca de mayores beneficios.
¿Es legal? La pregunta debe responderla quien nombra, pues se trata de una práctica que desprecia a los electores y tiende a beneficiar a piezas de la organización que, en buen sentido, renuncian a un pasado calamitoso.
De hecho, los directores de instituciones deciden hasta dónde subir en procura de los suyos, y discretamente regalan a sus protectores.
El poder discrecional de ciertos directores supera al propio jefe de Estado, en cuanto a utilizar fórmulas especiales para hacer dinero, al tiempo que se desvinculan de la base política que favoreció su elección.
Originalmente, en el primer triunfo electoral del Partido Revolucionario Moderno (PRM), ¿quién logró la nominación a diputada en representación del municipio de Boca Chica? ¿Ocupó su curul?
También está el caso de La Vega: ¿quién fue favorecido para la Alcaldía? ¿Dónde encajó en el ajedrez del presidente Luis Abinader?
Desde antes de ser nominados, el olfato especializado dice a los dirigentes políticos dónde pone la gallina sus huevos de oro. Y quien tiene el poder no ignora nada; incluso, ayuda a que esta ¿ilegal? práctica se realice.
El gobierno y los ilegales
Mientras, el gobierno enfatiza de nuevo el problema haitiano, la cacería de ilegales prosigue, y órdenes de católicos y evangélicos coinciden en afirmar que se atropella a los extranjeros.
Corrupción y cámaras
Además, ¿debe el gobierno referirse a las acciones corruptivas de su gestión? Claro. Y, al mismo tiempo, revelar el contenido de las cámaras adheridas a los agentes policiales durante los reales o supuestos intercambios de disparos.