
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Hoy es día de Corpus Christi, se conmemora, en la Iglesia Católica, la transustanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo durante la Misa, concediéndole a este sacramento, una importancia central en la celebración.
«La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración”, afirma el Catecismo de la Iglesia Católica. Por esto, este es el más importante de los sacramentos, convertir el pan y el vino en el cuerpo de Cristo.
Según la conferencia del Concilio de Trento, donde se reafirmaron las enseñanzas de la fe y la autoridad tradicional de la iglesia, para que el pan sea consagrado, el padre debe citar las palabras consagradas en Mateo 26, 26: «Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomen y coman, este es mi cuerpo'»
Luego, para convertir el vino en la sangre de Cristo, el sacerdote deberá decir: «Este es el cáliz de mi sangre, del nuevo y eterno testamento, misterio de fe, la cual será derramada por ustedes y por muchos para remisión de los pecados».
Al final, durante la Eucaristía, se concluye diciendo «Hagan esto en conmemoración mía», en referencia a las palabras expresadas por Jesucristo.
Todo aquel que se prepare espiritualmente haciendo su acto de contrición, pidiendo perdón a Dios, haciendo el propósito de no volver a caer en pecado, estará preparado para recibir el Cuerpo de Cristo, purificando su alma, fortaleciéndose espiritualmente y convirtiéndose en “Templo del Espíritu Santo”, al abrir las puertas de su corazón al Señor.
Tal vez no puedas asistir a la Iglesia, por eso Víctor Martínez te invita a orar un momento junto a mí al Santísimo Sacramento. Busca un lugar tranquilo, cierra tus ojos, visualiza la presencia de Jesús ante ti y repite:
“Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu cuerpo y de tu sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. Dios, que, bajo este Sacramento admirable, nos dejaste el Recuerdo de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.
Gracias a Yolanda Logroño este mensaje ha llegado a todos ustedes.
Hasta la próxima.