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Washington cierra su misión en Haití, mientras las bandas cercan a Puerto Príncipe

El Tío Sam recula ante las metralletas, pero muchos se preguntan: ¿qué carta oculta juega ahora Estados Unidos en el tablero haitiano? ¿Se cocina un nuevo pelele?

Por Augusto Álvarez

Washington echó el candado. La embajada de Estados Unidos en Haití ha cerrado operaciones en Puerto Príncipe, tras intensos tiroteos con armas largas en Tabarre, donde está ubicada su sede.

Según explicaciones oficiales, el fuego cruzado en las inmediaciones fue la chispa que obligó al cierre, pero lo que no dicen —y muchos quieren saber— es: ¿cuál es el verdadero plan de EE.UU. para Haití?

Las cifras son escalofriantes: más de 1,567 personas han sido asesinadas por las bandas en apenas tres meses. Y los heridos duplican esa cantidad.
¿Apenas ahora Washington reconoce la peligrosidad de los grupos armados que tienen cercada la capital?

Cuando se habla de los líderes de estas bandas, la cosa se pone aún más turbia. Ni los sabuesos gringos ni las tropas enviadas a «pacificar» el país dan pie con bola. ¿Ingenuidad, incapacidad o complicidad?

Algunos analistas internacionales van más allá: aseguran que para finales de agosto, Washington ya tendrá listo al «títere» que necesitan, y con eso, la “crisis haitiana” habrá sido, una vez más, manipulada y resuelta… a la medida de los intereses foráneos.

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