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Odebrecht, corrupción e impunidad

Por Augusto Álvarez

(Segunda Parte)

Los beneficios que generó Odebrecht en varios de nuestros países, resultan de un interés de primer orden.

Naturalmente, usted se preguntaría cuáles beneficios, y tenga razón.

El primero es que políticamente nos ha dado la oportunidad de conocer los escrúpulos de figuras que se autoofertan como intachables, cuando en realidad ¿cómo la ves usted?

Antes de conocerse la entrada de la multinacional brasileña Odebrecht, a trazar pautas a nuestro país, la casi totalidad de los actores políticos constituían la máxima categoría en cuanto a honestidad.

En algunos países, con sólidas bases jurídicas, los vientos huracanados de Odebrecht, pese a tener columnas fuertes, han provocado hasta la muerte de un ex presidente.

Asimismo, una especie de epidemia ha llevado a prisión a importantes figuras antes consideradas tribunas de honestidad.

En Perú, pese al soplo que recibió de Estados Unidos, por ser Odebrecht una competencia suya, las autoridades (con poderes parcialmente menos corrompidos) fueron a Brasil, donde indagaron en la fuente original, y los resultados… ahí están.

¿Por qué se rastreó en Perú los movimientos de Odebrecht y nada en República Dominicana? Simple, la voluntad política y poderes, como el ministerio, que no dependen del Poder presidencial.

¿Cuántas veces se ha trasladado el procurador Jean Alain Rodríguez a consultar, en Brasil, a los fiscales de esa nación, como lo hicieron los peruanos?

Por lo que se observa, aquí se ha creado una competencia entre corrupción e impunidad, aventajando ésta última por mucho a la primera.

En materia de corrupción, resulta muy difícil establecer cómo almacenaron tantos recursos económicos y bienes, pues los tradicionales millonarios dominicanos ¿superan las 11 familias?

Al tratarse de importantes figuras políticas y con militancia partidaria conocida, sorprende que los verdaderos implicados en la estafa al Estado de Odebrecht, no estén siendo juzgados por razones políticas.

 

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