Charles Lieber un genio compartido

Por Augusto Álvarez
La adquisición de cerebros, de hombres de ciencia, no es nada nuevo, arranca con cabezas que sirvieron al mejor postor durante (quizás mucho antes) de la segunda guerra mundial.
Ese suelto que aparece en las redes con ribetes oficiales, donde se cita al doctor Charles Lieber, tiene varias lecturas.
¿Quién es él, de dónde viene y para dónde va? Se trata de un científico, de un privilegiado cerebro sin frontera.
Nada en él es desconocido por la superinteligencia norteamericana, la cual, en su momento, le habría interrogado ¿sobre qué? Suponemos que a ese nivel no iría a conversar un él un aprendiz universitario.
Hasta el salario que el científico recibe en Whan, el centro de investigaciones bacteriólogas de China, hasta sus entradas económicas conforme a su quehacer intelectual, todo es de conocimiento en los dos mundos y una sola realidad: su desbordante capacidad.
¿Cuál ha de ser el siguiente capítulo en la adquisición de cerebros de las grandes naciones, altamente desarrolladas?
Estados unidos, al tiempo, pone los papeles al alcance del ojo público, y deja conocer hilachas, de las cuales sacaríamos aproximaciones de relativas verdades, siendo una de ellas, la de Charles Lieber.