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Griterío en la PN y críticas por falta de ascensos

El griterío en la Policía Nacional, por las quejas con los ascensos, no se ha hecho esperar…

Muchísimos ascensos, desde raso hasta primeros tenientes, se produjeron en la Policía, una institución que últimamente ha sido blanco de los ataques, justificados e injustificados. Con razón y sin razón.

Las críticas, porque cientos de oficiales, desde capitanes hasta tenientes coroneles, se quedaron esperando sus ascensos.

A la Policía, como que la están castigando. Sus miembros son blancos de críticas y maltratos.

Pero, en la Policía, no todos son malos. Una gran mayoría de sus miembros son honestos y trabajadores. Pero, como es una institución poli-clasista, allí hay de todos. Pero, los malos, en menor cantidad.

Estamos de acuerdo con una reforma policial, pero una reforma que sea impulsada con honestidad, no con la mente puesta en destruir una institución, que juega un rol muy importante en nuestra sociedad.


El trabajo policial es sumamente difícil. Cuando defiende e impone la ley, beneficia a una mayoría, pero perjudica a una minoría, a los infractores.

La ley policial contempla, para cada agente, un ascenso cada cuatro años, como tiempo mínimo. Ahora bien, no es posible que un policía permanezca ocho, nueve y 10 años en un mismo rango, cuando otros, en ese mismo tiempo, reciben hasta tres ascensos.

El presidente Luis Abinader, que ha ordenado una reforma policial, debe revisar esa situación, y no permitir que en su gobierno se incurra en los mismos abusos de los gobiernos de Danilo Medina, ya que esa situación, el conflicto con los ascensos, viene desde atrás. Y, durante los 8 años de gobierno de Medina, hubo policías que no fueron ascendidos.

Por cierto, Danilo Medina promovió una reforma policial, y fue, además, quien motivó la actual Ley Orgánica de la Policía, la promulgó, la publicó y también, la violó, con la única intención de que permaneciera en la Dirección de esa institución, un oficial que hoy está siendo mencionado en casos de corrupción y otros escándalo, Ney Aldrin Bautista Almonte.

Congelar el ascenso de un oficial con más de 8 años en el rango, simplemente, es un abuso.

Ayer, en un supermercado de una ciudad del sur del país, escuchamos el cotorreo de dos mujeres, una de ellas esposa de un oficial superior de la Policía. Se saludaron muy cariñosamente, violando el distanciamiento físico, impuesto para evitar contagiarse con COVID-19, y de repente la mujer del agente le dijo a la otra: “Mi marido, con más de 20 años en la Policía, ya lleva 9 años el rango y nada”.

Agrega la señora que su esposo ha tenido la obligatoriedad de hacer el saludo a varios compañeros de armas, que gracias a la politiquería, ya son coroneles y algunos, hasta generales.

Los ascensos merecen un especial reconocimiento, pues motiva a los agentes a trabajar con más ahínco en las misiones que le sean asignadas, no obstante, cada institución posee una ley orgánica, donde se indica el tiempo en que se debe mantener a un oficial en un rango.

¿Hace falta un padrino o una cuña para lograr un ascenso? Eso no debe ser. Por esa razón es que las instituciones están como están, desprestigiadas, igual que los partidos políticos. Para ascensos de policías y militares, no deben influenciar las cuñas políticas, sino, el trabajo y la capacidad.

Interpretar correctamente la ley orgánica, de cada institución, podría ser el mejor padrino, en poder de quien tenga el salten correctamente empuñada.

La reforma policial, por ejemplo, debe comenzar sacando las manos de los políticos de esa institución, ejecutando una verdadera y real depuración, designando a cada hombre en el lugar, donde le corresponde, tomando en cuenta su capacidad o preparación, y, finalmente, dignificando al policía.

Esa es la verdadera reforma, pues de ahí en adelante, el cambio se notará.

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