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La seguridad de un Presidente debe moverse constantemente

El asesinado presidente Juvenel Moise, de Haití, fue advertido para remover parte o toda su seguridad, pues desde el exterior se olfateó que ahí se cocinaba la muerte.

Se dice que esa seguridad se negó a ser reemplazada, pese a que el propio mandatario advirtió que corría peligro.

La comunidad internacional, la Unión Europea, Gran Bretaña, Italia, Francia y Estados Unidos, de hecho, no han mostrado interés por la miserable realidad del pueblo haitiano, que ha soportado más de 19 gobiernos en los últimos 34 años.

La actuación de la Organización de Estados Americanos(OEA), así como la Organización de las Naciones Unidas (ONU)y su cascos azules, ha sido una incubadora de donde han surgido víboras al servicio del mejor postor.

Jovenel Moise provenía de una élite de empresarios privados, conectados al sector agrícola, la electricidad y la energía gélida, y en círculos de investigadores, se dice que expertos norteamericanos, sospechan que los patrocinadores del asesinato de Moise, está en ese sector.

Existe la percepción en naciones poderosas, de que la seguridad presidencial en países donde la corrupción y el narco florecen, sea removida constantemente.

A modo de ejemplo, se podría preguntar, ¿tuvo que ver la seguridad del derrocado presidente José Manuel Zelaya Rosales, de Honduras, en su derrocamiento?

El poder de un jefe de seguridad de un mandatario, elimina todos los obstáculos de manera que los corruptos puedan tener luz verde.

: Ante tal ejemplo, dada la desbordante corrupción en Haití, resulta comprensible entender las veces en que el mandatario advirtió de lo que se cocinaba en su contra, y que las naciones más poderosas, pese a tener vista y nariz en el área y más allá, prefirieron ignorar.

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