REFLEXIONES: ¿Qué hago yo en Turquía?

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Siempre he sido un libro abierto, con ustedes, mis fieles seguidores, lectores de mis mensajes de amor, inspirados por el Espíritu Santo. Recomendaciones para la educación de sus hijos, para fortalecer la relación de pareja, para su crecimiento personal, testimonios de vida, personales, han llegado a ustedes, cada mañana, deseando dejar un mensaje espiritual en cada uno.
Hoy, la vida me ha brindado una razón más de existir, me ubicó del otro lado del mundo, para mostrarme la grandeza de nuestro Dios, la perfección de su creación y prepararme para ascender a niveles espirituales más elevados, en los que el desprendimiento, la renuncia, las prioridades y pensamientos, los descubrimientos y enseñanzas, han sobrepasado mis expectativas.
Pensé que vendría a dar apoyo a mi adorada hija y mis dos encantadores nietos, pero en verdad, me he convencido una vez más, de que Dios escribe derecho en líneas torcidas, de que somos universales, de que los habitantes del planeta tierra somos una sola familia, de que todo el mundo me pertenece, sólo con tu presencia, Dios mío.
Ayer me preguntaba, ¿Qué hago yo en Turquía?, para muchos paseando, vacacionando, en parte, pues he tenido momentos de encuentros con el Padre muy profundos, a través de mis días de recogimientos, de mis oraciones con mayor fe, de ver la pobreza de los emigrantes desamparados con niños sin futuro, como los haitianos de mi país, observar el comportamiento de otros ciudadanos del mundo, saborear la nostalgia de mi patria, estudiar otras culturas, aprender, crecer, escribir nuevas experiencias, todo para mí tiene una razón divina, que le da sentido a mi estadía por aquí.
Víctor Martínez está aquí Señor, para hacer tu voluntad, mañana no sé, me dejaré conducir como siempre, por Ti, he aprendido que hay que vivir el día a día y disfrutarlo como si fuera el último de mi vida, pero también el primero de los que me faltan por vivir.
He aquí, mis queridos hermanos, parte de lo que me convierte en el hombre más feliz del mundo.
Hasta la próxima.