La prostitución y las honradas

Los principales barrios pobres, especialmente en la capital, tienen leyendas que se aproximan a lo que pudo ser su realidad.
Por ejemplo, casi los viejos conocedores de la leyenda del Distrito Nacional, conocieron la zona del Timbeque, una especie de jardín donde la prostitución dio la impresión de haber llegado para quedarse.
Igualmente se recuerda lo que el vecindario de Boro Hall (¿Borougt?), conectado al primero, y con la otra cara de una misma moneda, con el nombre de las honradas, dónde la pasión se desbordaba.
Es cierto, en igual coyuntura se conjugaban otras barriadas, en las cuales Toni Echavarría (Cambumbo), Melitón y Los Pinos, Herminia y Meneíto ofertan diversión a todo nivel.
Las servidoras sexuales existen y se adaptan a cualquier zona, ambiente y clima, aunque el hambre cruel y despiadada suele ubicarla hasta por nombres, tales como » damas de compañía”, “trabajadoras sexuales”, hasta el último calificativo de…Chá…
Finalmente, es justo recordar que esa hembra que la miseria la empuja a vender su cuerpo, a la hora de asumir la defensa del interés nacional, ha dicho presente, exponiendo su pellejo.
Los militares que de pronto se ven fuera de sus fronteras, prefieren comprar amor, y para confirmarlo ¿Qué hizo el selecto grupo del Servicio Secreto, al servicio del presidente Obama, en Colombia?