Reflexiones: Prefiero bendiciones y no maldiciones.
Hola amigos, ¿qué tal? Jeremías nos dice que, maldito quien en vez de confiar en el Padre pone su corazón en el hombre, quien busca su fuerza en la carne, pues no verá llegar el bien a su vida. Por otro lado, bendice a quien confía en el Señor, y si bien es cierto que el maldecido habitará en la aridez del desierto con tierra inhóspita, el bendecido será como un árbol plantado junto al agua, que echa raíces, estará siempre verde, no sentirá el estío, ni la sequía, ni dejará de dar frutos.
Es por esto por lo que el Salmo hoy nos resalta que, dichoso es el hombre que ha puesto su confianza en Dios, reconociendo como nos dice san Pablo que Cristo resucitó de entre los muertos y está con nosotros.
Es entonces cuando ese Dios que tanto nos ama, levanta su mirada ante nosotros, para darnos la buena nueva, con sus bienaventuranzas, que nos la recuerda san Lucas.
A quienes hemos puesto la confianza en Él y reconocemos su resurrección nos da ese aliento y seguridad de que seremos bienaventurados: pobres, hambrientos, tristes, excluidos, todos.
Víctor Martínez te invita una vez más a depositar tu confianza en el Señor, a aumentar tu fe, a reconocerlo como el centro de tu vida y verás cuantos frutos darás, y cuánta felicidad tendrás.
¡Ah! Y ayúdame a salvar una vida.
Hasta la próxima.
