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Obsoletos, caducos, perdonen

Camino a lo que el líder fundador del partido de gobierno, caducos y obsoletos, ya avanzan al reparto del pastel.

Ya diseñan cómo seguir en el árbol, desde el cual harán caer los frutos que la corrupción y la impunidad posibilitan.

Observamos el esfuerzo reeleccionista de la casi totalidad del «liderazgo político» aferrado a las tetas de la vaca nacional.

Aunque desde la más elemental lógica, únicamente podríamos hablar de un legislador sin manchas, como lo es el ingeniero Fidelio Despradel.

La reelección constituye una especie de sarna de los dirigentes políticos, desde que finalizó la revuelta de abril, en 1965.

Únicamente los políticos ya fallecidos, han dejado de gravitar en la vida nacional, y siendo así, todos buscan estar ahí sacando la cabeza de vez en cuando.

Justamente si miramos al Congreso, las viejas caras reciben, al igual que las nuevas, las dos exoneraciones y otras ventajas (miles de dólares para las madres, los Reyes y otras formas de dilapidar la finanza pública).

Cualquier tipo de reelección constituye una especie de enfermedad crónica, en el cuerpo de la sociedad dominicana, y aunque la peor y la que más corrompe es la presidencial (a la cual se cuelgan los caducos y obsoletos), todas son perversas.

En los partidos, todos bajo el control de gente de poder y pequeños burgueses, el ascenso de alguien de otro nivel, constituye un premio de consolación, que en nada influye a la hora de decidir.

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