Quirinito ha resucitado
Cuando el ¡honorable! Juez dictó sentencia, aquel 11 de octubre, en Baní, ya el prólogo estaba escrito en el libro de la corrupción.
Aunque resulte extraño, quisiéramos entender las verdes razones del magistrado actuante, así como la del fiscal Ángel Polanco, involucrado en el expediente del señor Pedro Alejandro Castillo Paniagua (Quirinito).
Posiblemente poco recuerden a dos hermanos de apellidos Sánchez, los cuales se «escaparon» de La Victoria, durante ¿el gobierno de Balaguer? y aún se desconoce el paradero.
Esto significa el poder de la corrupción política, así como el respaldo a la impunidad a la hora de proteger culpables.
La limpieza con la cual se elaboró la evasión de Quirinito, su traslado, internamiento, bodatorio y otras cantinfladas, constituyen evidencias de las conexiones oficiales.
Castillo Paniagua cruzó varias ciudades en su recorrido hacia la libertad relativa, y hasta en un ataúd habría sido colocado, antes de ser sepultado, de dónde “resucitó” de entre los muertos, tal como un verdadero Jesucristo viviente.
El rumor público refiere que Quirinito está entre nosotros, otra versión le sorprendió en un exquisito rincón de Haití, aunque el olfato del sabueso y la vista del águila, no ignora su verdadera guarida.
¿Será Quirinito el resucitado Cristo Viviente que anda por esos rumbos con un asfalto cubierto de alfombra, de un verdes que bordea el 50 por 1?
Mientras, en algún lugar, una ¡esposa! espera el reencuentro que posibilite materializar la unión entre la vida y la muerte, como tendrá que ser el epílogo.
