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El reinado de bodas exquisitas

Se llegó a creer que en secreto, figuras de lo que aún queda de monarquía en algunas naciones, estaban contrayendo un lazo matrimonial.

Y la creencia desapareció ahí donde comienza o termina la calle Arzobispo Meriño, justamente al principio de la avenida Mella y la Vicente Noble.

La realeza nacional, en la persona de Enrique Peynado y Alejandra de Moya, se matrimonió el pasado fin de semana en la iglesia Santa Bárbara.

Tal y como se estila decir, se trató de una boda de ensueño, en la cual se habrían invertidos millones, pues además de remodelar la casa de oraciones, también se remodeló el entorno.

Por los apellidos de la pareja, a nadie le importó el derroche de recursos. Sin embargo, la prisa oficial para embellecer la iglesia y entorno, nos conduce a preguntar ¿por qué descuidar otras áreas?

Cumpleaños que sorprenden por parte de servidores públicos, ahorros de gentes del partido oficial que, cotejados con los salarios que reciben, reclama abrir los ojos.

Con la prisa con la cual la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) dispuso la rehabilitación de la iglesia y su entorno, revelan la participación del Estado en la boda Peynado-De Moya.

Alguien murmuró en la proximidad de la iglesia Santa Bárbara, que la única falla del gobierno fue, no prohibir la movilidad peatonal y vehicular en la zona.

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