Trump asistió, pero no arrebató

Tras visitar a una nación ubicada al otro lado, y posiblemente cansado por el largo viaje, el presidente de Estados Unidos regresó a casa con las manos vacías.
Aunque durante el reciente encuentro en Hanoi, la capital de Vietnam, al principio Donald Trump y el líder Norcoreano Kim Jong Un sonrieron al estilo diplomático, para no llegar a nada.
Mientras el presidente Trump durante las horas de vuelo recordaba los acontecimientos de Irak y Libia, el mandatario pensaba en las madrugadas que en Pyongyang que dedicó al repaso de esos hechos.
El sudeste asiático posee una cultura globalizada, distinta a la occidental, tanto en cuanto a la diplomacia, así como en el arte de la guerra.
De ahí la diferencia a la hora de razonar de un hombre del Oriente Medio y otro de los antípodas.
Quizás heredero de las enseñanzas de su abuelo, el presidente de Norcorea llegó a Hanoi, convencido de que Donald Trump llevaría alguna carta oculta.
El propio mandatario de Estados Unidos asistió a la Cumbre con la sospecha de que no obtendría un acuerdo rápido en caso de lograrlo.
Singapur marcó el encuentro de dos mundos, de dos gigantes, los cuales regresan a sus países con nada en carpeta.
¿Creyó en algún momento Trump que los norcoreanos aceptarían desarmarse y hacer frente a los halcones con las manos limpias?
Desde finales de la segunda guerra mundial, Corea del Borde se ha educado en la guerra, y cuando fue creado el Paralelo 38, la respuesta está en su historia.



