El gran desorden vial y el fantasma de la muerte

Por Augusto Álvarez
El fantasma de la muerte se desplaza a cada instante junto al usuario o conductor en la vía pública.
Ninguna ley regula el desorden en el transporte, donde la imprudencia y el riesgo extremo constituyen el principal peligro, especialmente para peatones.
Quizás la construcción de cruces peatonales, podría significar una alternativa parcial a la falta de manos duras a los asesinos viales.
Los motoconchos no dan pasos a ninguna persona con limitaciones físicas, damas embarazas, tampoco los destartalados vehículos posibilitan nada.
El peligro de morir en las principales vías no parece ser importante para las autoridades, pues el incremento del desorden en el transporte, es evidente.
Mientras el motoconchismo se incrementa, bloqueando las principales arterias, escasean manos de obra en la agricultura y la construcción.
Este caos en las vías, principalmente en importantes autopistas, por donde conductores se desplazan como chivos sin ley, es causa de decenas de muertes innecesarias.
Muertes que preocupan a la sociedad, que llevan luto y dolor a cientos de hogares dominicanos y que, sin lugar a dudas, dejan muy mal parado a las autoridades gubernamentales.
¿Qué autoridad está en capacidad de organizar el transporte, y apartar de las calles a transportistas maleados?