¡Feliz descanso, vieja!

Tras los meses, terminó la espera, las felicitaciones llegaron, envueltas de lágrimas y alegría, y del lecho una voz gritó: ¡Soy madre!
Mientras los vecinos contemplaban el fruto de su vientre, la madre, en medio del desgarre corporal y sentimental, enfocaba el futuro.
Madre, sinónimo de un ser especial en cual quesea su realidad, bien se trate de María Coraje, la legendaria de Tres Leyendas de Colores o Amén de Mariposa, la mujer es la clave.
Esa mujer que durante meses soportó en su equeleticidad el encargo de vida, es la real reina del hogar. No importa esas que desconocen serlo.
El fruto de su vientre constituye una extensión a la creación, el regalo de su fruto a una sociedad infectada de pirañas humanas ¿será su cría una de ella?
Una reflexión colectiva por esas madres entregadas a amamantar a sus crías, guía y luz que en las sinuosidades de la vida, tratan de no confundir la ruta.
Mujer ejemplar, madre por siempre, desde aquel parto brutal, hasta cuando te fue posible tenerme en tus brazos, esa fuiste antes hasta desaparecer de entre los vivos… mujer ejemplar.
Es posible, Madre, que alguien pensando en pasado, murmure nuestros nombres, y refieran el paso por la vida hasta enlazar con las abuelas.
Una lágrima por esa super madre que desapareció con los años, recuérdala con el mismo amor, llórala, y si aún está entre nosotros, llena la de besos.