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Testigo de excepción asegura: Antes de Benoit entrar en juego, intervención estaba decidida

Por Claudia Fernández

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La participación del entonces coronel Pedro Bartolomé Benoit en la petición de “ayuda” a los norteamericanos fue una “chepa”, según expresa el capitán piloto Ricardo Antonio Bodden López, un oficial constitucionalista a quien se le dio la orden de permanecer en la Jefatura de Estado Mayor de la Fuerza Aérea para que comunicara los pormenores de lo que aconteciera en los días en que se dio inicio al movimiento que originó la guerra civil de 1965.

Bodden López

 Bodden quiso hacer ciertas puntualizaciones en torno a la intervención militar norteamericana, de la que dice, fue planificada el mismo 25 de abril, antes del bombardeo al Palacio Nacional por la escuadrilla de combate de la Fuerza Aérea, y su artífice fue el coronel Fishburn, agregado militar de la Embajada de los Estados Unidos, quien propuso el envío de soldados norteamericanos de puesto en la base militar de Guantánamo, Cuba, así como combustible para los aviones y municiones para las ametralladoras de los aviones P-51 y “Vampiros”, a fin de que los soldados dominicanos de puesto en la base de San Isidro fueran a combatir, y propuso los miembros de la Junta Militar que haría la petición al gobierno de Johnson.

Refiere, asimismo, que una gran parte de la oficialidad dominicana estaba jugando las dos cabezas en el juego de la Revolución, esperando el curso de los acontecimientos para ir de un lado o del otro, según favorecieran los vientos de la guerra.

Bodden habla también del miedo que atenazó a altos oficiales que se escondieron en un momento determinado, y del papel jugado por el entonces mayor Salvador Lluberes Montás (Chinito) y el teniente coronel Juan René Beauchamps Javier, quienes cambiaron el curso del movimiento armado al emplazar a generales de la talla de Wessin y Wessin, al jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, Juan  de los Santos Céspedes y al Estado Mayor completo de la institución para que se integraran a los oficiales que estaban en contra de la vuelta del profesor Bosch al poder, so pena de fusilarlos.

El excapitán, al leer la entrevista con el general Benoit, quiso ofrecer los datos que avalan lo dicho por Benoit, aunque estaban en bandos opuestos, ya que, según dijo, “realmente lo utilizaron” porque mucho antes de que el ex general entrara en juego, ya se había decidido la jugada que dio lugar a la intervención, y cuenta además el intento de asesinarlo cuando se bombardeó el Palacio Nacional el lunes 26 de abril.

Bodden, quien fue participante de primera línea ofreciendo información a los constitucionalistas desde la base aérea de San Isidro, narra los acontecimientos de ese momento, y además termina de limpiar la imagen de quien fuera simple y llanamente, una víctima de las maquinaciones e intrigas norteamericanas: Pedro Bartolomé Benoit Vanderhorst.

P.- Vamos a ver, usted me decía que estaba presente cuando se trató la intervención norteamericana, cuénteme un poco de eso.

R.- Yo era capitán de la Fuerza Aérea Dominicana y estaba en la conspiración para traer al profesor Bosch al país, reponerlo de nuevo en el poder, y cuando los acontecimientos del 24 de abril, como yo participé antes del movimiento, en la elaboración de reuniones entre políticos y jefes militares y viceversa, era el enlace entre ellos, me tocó, cuando Peña Gómez habló por radio el 24, me tocó irme a la base de San Isidro y tratar de no moverme de la Jefatura de Estado Mayor para saber qué estaba ocurriendo e informar a mis compañeros del otro lado, lo que estaba ocurriendo.

P.- ¿Quiénes, realmente, pidieron la intervención militar y cómo fue la cosa?

R.- El día 25, los oficiales subalternos, pilotos, le solicitamos una reunión al general de los Santos Céspedes, a través de los coroneles Pérez y Pérez y Nene Tejada González. Queríamos dar apoyo a de los Santos pero la mayoría de los subalternos éramos los que estábamos en que se repusiera el gobierno constitucional, y en esa reunión se colaron, entre el grupo de oficiales de capitán hacia abajo, tres oficiales superiores que fueron el teniente coronel Cruz Méndez, y los mayores Jáquez Barrera y Vinicio Morales Bobadilla, y cuando llegamos a la Jefatura de Estado Mayor nos dijeron que esperáramos abajo en el parqueo de la Jefatura. Entonces bajó el general de los Santos Céspedes con casi todos los oficiales superiores del Estado Mayor, se puso la mano en la cintura y nos dijo que lo hiciéramos preso, en ese momento actuó como un general. Nosotros habíamos ido desarmados, a pesar de que estábamos en guerra.

El teniente Cuevas Mallol, recuerdo como ahora, ya fallecido, le informó a de los Santos Céspedes que el motivo de la reunión con él era para tener una entrevista con Pimpo –como le llamaban en la intimidad–, no con el jefe de Estado Mayor. Sorprendido, el general dijo, ¿ustedes no vienen a hacerme preso? Ahí le dijimos que habíamos ido a darle apoyo.

P.- ¿Eso fue?

R.- el día 25 en la noche.

P.- ¿Antes del bombardeo?

R.- Sí, pero el día 25 en la noche allá no se sabía mucho, había muy pocos oficiales y estaban desorientados y era miedo que tenían. Entonces Pimpo nos invitó a su oficina, llegamos al salón de conferencias, que resultaba muy pequeño para la cantidad de personas que había. En ese momento, entraron los oficiales superiores y volvimos a decirle que queríamos hablar con él, no con los demás oficiales, queríamos que no se combatiera y darle apoyo. El general de los Santos Céspedes se quedó con algunos oficiales superiores como los coroneles Pérez y Pérez, Aquilito Peynado, Nene Tejada, Domínguez Taveras y varios más del Estado Mayor. Estando nosotros en esa reunión, llamaron del CEFA para ver lo que estaba pasando. De los Santos Céspedes dijo que estaba en una reunión de rutina con los oficiales y nos dijo que quien había llamado era el mayor Lluberes Montás (Chinino) y llegaron a apersonarse a la Jefatura de Estado Mayor.

Parece que ellos informaron a algún organismo de la Embajada de los Estados Unidos y en ese momento llamó el coronel Fishburn y quería hablar con De los Santos Céspedes, el problema era que Fishburn no hablaba español y el general dominicano no hablaba inglés, y en esa conversación telefónica sirvió de intérprete el teniente coronel Domínguez Taveras, que pertenecía al Estado Mayor. Fishburn ordenó a De los Santos Céspedes que temprano en la mañana organizara las tropas de la Fuerza Aérea para que fueran a combatir a los campamentos sublevados del kilómetro 25 y la Artillería, pero como el puente estaba tomado, le dijo que primero había que bombardearlo.

  Nosotros ahí no nos perdimos una palabra de la conversación porque el teléfono tenía un “speaker” y para la traducción había que tenerlo funcionando, por lo que oíamos toda la conversación. Le hicimos saber al general que no podía ni debía recibir órdenes de un extranjero y las palabras textuales del general De los Santos al coronel, a través de Domínguez Taveras, fueron que mientras él fuera jefe de Estado Mayor jamás ordenaría disparar contra el pueblo y mucho menos aceptaba que un coronel le diera órdenes, y menos si era extranjero. Nosotros aplaudimos esta decisión y le dimos todo nuestro apoyo al jefe de Estado Mayor.

P.- ¿Qué fue entonces lo que le sucedió a De los Santos Céspedes, que después cambió de actitud?

R.- Todo el mundo tenía miedo y todo el mundo jugó la doble cabeza, eso era lo que estaba pasando. Solamente tres campamentos militares no se sumaron públicamente al movimiento, que fueron la base aérea de Barahona, el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) y la base aérea de San Isidro, pero después públicamente todos se habían sumado, tanto la Marina como la Policía. Sin embargo, como yo estaba en la Jefatura, todos los altos militares de esas instituciones sostenían conversaciones con la Fuerza Aérea pero el Estado Mayor de la FAD no les tenía confianza a ninguno. En la conversación con Fishburn, éste le dijo a De los Santos Céspedes que se lo iba a informar al presidente Donald Reid, y él le dijo que le diera 5 minutos; al poco rato, después que se disolvió la reunión, se informó a los demás del CEFA, a Rivera Caminero y a Despradel Brache que la mayoría de los oficiales no estaba a favor de que se bombardeara, entonces llamó de nuevo Fishburn y el dijo al general que necesitaba que las tropas de la FAD fueran a combatir porque ningún campamento era ya confiable y él le dijo –De los Santos Céspedes—que no había tropas para combatir porque el movimiento les había cogido en la calle y no se habían podido reportar, era 24, sábado y día de pago. Fisburn le prometió al general De los Santos Céspedes tres mil hombres de la base de Guantánamo.

P.- ¿Eso fue antes de que Benoit asumiera como presidente de la Junta Militar?

R.- Benoit no sabía nada de eso.

P.- La pregunta ahora es, ¿por qué un coronel se hace responsable de esto, si como él dijo, había más oficiales superiores en la cadena de mando que pudieron tomar control de la situación?

R.- Le voy a informar ahora, por eso me interesa aclarar, vi en el periódico lo del coronel Benoit, y una cosa sí es cierta, fue utilizado. Pues como le decía, el general De los Santos Céspedes le informó a Fishburn, esta vez a través del coronel Aquilito Peynado, que no había suficientes hombres para combatir, y Fishburn le dijo que podía mandar tres mil hombres procedentes de la base de Guantánamo para proteger la base aérea, el CEFA y la Fuerza Aérea, nada más para proteger, ésa fue la propuesta de Fishburn. Se le contestó que no había combustible porque el presupuesto no había llegado a tiempo y tampoco había tiros para las metralletas de los aviones. Fishburn respondió que podía conseguir dos aviones cisterna que iban a venir con combustible, uno con gasolina para los P-51 y otro para los “vampiros” y que los tiros los podían traer desde Panamá, pero que había que formar una Junta Militar porque tenía que haber un gobierno que pidiera esto. El general le dijo que él no tenía acceso ni potestad para formar un gobierno, que él no se metía en eso, que sólo se mantenía en su puesto de jefe de Estado Mayor.

P.- ¿Y qué sucedió a partir de ese momento?

R.-  Fishburn fue quien decidió hacer la Junta Militar y hasta dio los nombres de los oficiales que la integrarían, entre los que mencionó al coronel Benoit, porque hablaba buen inglés, acababa de llegar de los Estados Unidos y había hecho muchos cursos en Panamá y trabajado con los agregados militares y con los departamentos de entrenamiento, por eso lo escogió Fishburn y los demás aceptaron; además, acababa de hacer un curso de Estado Mayor, lo que estaba fresco en la mente de los asesores de la Embajada. También mencionó al coronel Casado Saladín, del Ejército, y al coronel Olgo Santana, por la Marina de Guerra; al coronel Medrano Ubiera por el CEFA y un coronel de la Policía de apellido Moronta, no recuerdo el nombre (se refiere al coronel Arturo Mata Moronta), para que esa Junta pidiera “esa ayuda”, no intervención.

Se suponía que Donald Reid estaba preso o no iba a salir bien parado de la situación, ya ellos estaban diciendo que si querían la ayuda de gasolina para la FAD, los hombres para proteger la base aérea y que los pocos hombres que había en la base de San Isidro fueran a combatir a pie, se debía pedir esa ayuda, pero ¿quién la pedía? Una Junta Militar, que ya se habían dado los nombres de sus integrantes. El coronel Fishburn fue quien lo hizo. El coronel Benoit no sabía de eso, él no había ido a la Jefatura, por lo menos, en ese momento no había estado.

P.- ¿Usted dice que eso fue el 25?

R.- El 25 en la noche, después de nosotros haber celebrado la reunión para darle apoyo a Pimpo de los Santos Céspedes. Cuando el coronel, al día siguiente se presenta, le dicen que vaya al Palacio Nacional con una comisión a hablar con Molina Ureña, y sí se ordenó ametrallar el Palacio y se tiraron cohetes y estando Benoit dentro bombardean los P-51 y los “vampiros” ametrallan el Palacio Nacional, pero antes de salir, los pilotos preguntaron en la base qué había pasado con el coronel Benoit, les dijeron que lo habían fusilado los comunistas. Ese es otro dato que no se sabe. Imagínese a los pilotos que fueron a bombardear y ametrallar el Palacio, que les dijeron que al coronel Benoit lo habían matado los comunistas, así que cuando ellos estaban disparando, los pilotos no sabían que Benoit estaba dentro, pero el general De los Santos Céspedes sí lo sabía y el general Wessin también lo sabía.

Benoit llamó por teléfono varias veces a la Jefatura, yo lo oí; él habló con De los Santos Céspedes y le dijo que Hernando Ramírez no aceptaba ni al coronel de la Policía porque no era miembro de las Fuerzas Armadas, ni tampoco al coronel Medrano Ubiera porque el CEFA no era una institución independiente, sino una dependencia de la FAD, por lo que no se tenía que poner a Medrano en la Junta Militar. Después que bombardearon el Palacio, no tiraron bombas, sino cohetes, tengo entendido que unos de los últimos que salió de la sede de gobierno fue el coronel Benoit, y llamó a la Jefatura de Estado Mayor y les dijo que mandaran un helicóptero detrás del Teatro Agua y Luz para él reportarse a la base de San Isidro, y les preguntaba qué fue lo que hicieron bombardeando con él adentro, les decía indignado el coronel Benoit.

Cuando oí ese dato, yo salí de la Jefatura, allá había dos teléfonos, uno en la Jefatura y otro en el Escuadrón de Combate que pertenece al Escuadrón de Transporte, y fui a llamar por teléfono a informar al contacto que yo tenía, a ver si podían enviar gente detrás del Teatro Agua y Luz, porque hacían hincapié en que tenía que estar allá –en San Isidro—porque no se sabía de los demás miembros de la Junta para pedir la ayuda militar del gobierno de los Estados Unidos, entonces, el coronel Benoit era el único que podía llegar a San Isidro y firmar el documento. Yo llamé al coronel Núñez Nogueras a ver si se podía mandar gente al Agua y Luz y cuando Benoit llegara allí, hacerlo preso a él o al helicóptero, o sea, que no pudiera llegar a San Isidro porque ya había salido el decreto nombrando a la Junta Militar. Si lográbamos impedir que llegara a la base, no iba a poder venir la intervención, perdón, la ayuda militar para proteger la base aérea y el CEFA.

El coronel Benoit, parece que cuando yo salí y llamé, abordó el helicóptero porque la gente que llegó al Agua y Luz no lo encontró. Recuerdo que cuando llegó a San Isidro, le dijo de todo al jefe de Estado Mayor, y preguntaba cómo se habían atrevido a bombardear con él adentro del Palacio. Lo que no sabía era que a los pilotos les habían dicho que a él lo habían fusilado los comunistas.

P.- Entonces, ¿la intervención o “ayuda militar” ya estaba planificada de antemano?

R.- Sí, y cuando Benoit se calmó, recuerdo que los departamentos de Comunicaciones y de Operaciones de la Fuerza Aérea estaban detrás de la cocina, entonces mandaron a Benoit, todavía incómodo, pero más calmado, lo mandaron a poner el telegrama como que él había llegado y solicitaba la ayuda militar y el refuerzo para proteger la base de San Isidro, y eso es lo que firma Benoit. Benoit no firma ni pide la intervención. Esto lo dice muy convencido este testigo de primera línea.

P.- Pero la ayuda trajo la intervención…

R.- Pero lo utilizaron. Yo no estaba de acuerdo con él, ya que conocía su forma de ser y de pensar, estábamos en bandos contrarios pero la verdad hay que decirla, el coronel Benoit fue engañado,  y cuando se dijo que se iba a hacer ese tipo de operación, lo que se pidió fue ayuda militar, combustible, cohetes, bombas, tiros para las ametralladoras de los aviones y tres mil hombres de la base de Guantánamo para proteger la base y cuando esto se determinó, Benoit no estaba presente. El habla de que en el hotel El Embajador se habló el 26, ya el 25 en la noche nosotros sabíamos que él iba a presidir la Junta Militar para solicitar la ayuda.

P.- Sin embargo, me preocupa algo, si a Benoit realmente lo hubieran asesinado en el bombardeo al Palacio Nacional, entonces no se hubiera pedido la intervención, perdón, la “ayuda militar”…

R.- Por eso fue que yo llamé de urgencia a Núñez Nogueras para que lo detuvieran pero no se pudo, porque cuando los hombres nuestros llegaron al Teatro Agua y Luz, ya Benoit no estaba ahí.

P.- O sea, que fue una “chepa” el que Benoit firmara el documento…

R.- Sí, porque lo fueron a buscar de inmediato cuando Fishburn lo mencionó para la Junta Militar que pediría la “ayuda”. El no supo en ese momento el plan, no sé si después se enteró porque nunca más he vuelto a la base, pero la verdad hay que decirla, Benoit se ha portado de manera muy noble. A él lo estaban esperando porque nadie sabía dónde estaban los otros de la Junta Militar, se decía que el coronel Casado Saladín se había ido para una finca de su familia, localizada en Cambita; Olgo Santana se fue a Haina y se embarcó; Medrano Ubiera llamaba diciendo que no podía cruzar el puente –estaba escondido el coronel Medrano en la ciudad, dice–, y el de la Policía, ¡quién sabe! Si los otros hubieran aparecido, los mandan a buscar a todos en el helicóptero. Por eso la Junta Militar que designó el coronel Fishburn no firmó la petición. Por eso le digo que la intervención no se determinó el lunes 26, en el hotel El Embajador, no señor.

Yo le informé a Noguera para que a su vez se lo informara a Peña Gómez, de que venía una intervención norteamericana, y el 27, cuando se dio la orden de hacerme preso, iban a bombardear el puente Duarte.

P.- ¿Por qué nadie ha dicho nada en torno a este episodio durante tantas décadas, y dejaron que Benoit cargara con el peso de la intervención?

R.- Por irresponsables que son todos, porque estaban jugando dos cabezas en el juego y temían que después los descubrieran. Otro dato que mucha gente no sabe, es que cuando nos mandan a hacer presos, el 27 de abril, los oficiales que enviaron fueron el mayor Lluberes Montás y el teniente coronel Beauchamps Javier, esos fueron los que nos apresaron, pero sí hay que reconocerles algo a ambos, actuaron de manera responsable porque todos tenían miedo, menos ellos dos, Chinino y Beauchamps.

Wessin

P.- ¿Cómo se llevaban ustedes con Wessin?

R.- Bastante mal porque él había desnaturalizado la función de los militares y a los mejores oficiales de las Fuerzas Armadas los había sacado de sus instituciones por una obsesión política. Wessin tenía unos asesores cubanos y dominicanos que le enfermaron la mente y él veía comunismo hasta en la sopa. Pero continúo con lo que te decía hace un momento. Producto de esa reunión, se mandó a buscar a los pilotos a la Jefatura de Estado Mayor, cuando llegamos, estaban el coronel Beauchamps y el mayor Lluberes Montás, después que estábamos todos reunidos en la Jefatura, llegaron las tropas del CEFA al mando del capitán Isidoro Martínez González (La Caja), llegaron con tanques, artillería, paracaidistas, se apostaron y rastrillaron las armas, y en una postura muy valiente, Chinino le dijo a La Caja –nosotros no sabíamos qué estaba pasando y el jefe de Estado Mayor era el más asustado de todos–, y Chinino le dijo a La Caja: “Si en diez minutos no salgo de aquí, bombardeen la Jefatura conmigo dentro”. Esa fue la orden del mayor al capitán. Pero esa sala estaba llena de coroneles y nadie dijo ni pío.

Cuando se calmó, Chinino le dijo al coronel Tejada González: “dígale a los pilotos que el que quiera que Juan Bosch vuelva, que levante la mano, que los vamos a fusilar en el play, porque Juan Bosch y sus satélites no gobernarán este país jamás”.

El tomó una decisión, nadie levantó la mano pero él había estado dando órdenes a un general, que era el jefe de Estado Mayor, y hasta le había roto el vidrio del escritorio con la culata del fusil cuando le dijo que se decidieran.

Los únicos que se mantuvieron responsablemente fueron el teniente coronel Beauchamps y el mayor Lluberes Montás, quienes fueron, realmente, los que cambiaron el curso de los acontecimientos, lo que degeneró en la guerra civil, fue por la actitud de ellos porque el general Wessin decía que él no conspiraba a favor de Donald Reid, que mejor aceptaba un cargo diplomático.

Y mientras, De los Santos Céspedes a todo decía que sí, por eso digo que jugaban la doble cabeza. Todo el mundo quería irse del país. Como ejemplo de esto le quiero mencionar al general Felitico Hermida, quien para poder salir del país, fue a la base; también se apareció el general Mélido Marte; estaban todos pensando en salir rápido, todos querían alzar el vuelo. Es más, ese poder tan inmenso que tuvo después Chinino, se debió a que en ese momento, todos los militares que estaban ahí le cogieron miedo y después lo respetaban porque fue el único, junto a Beauchamps Javier, que tuvo decisión.

[Esto fue lo que declaró (en 1997) el excapitán piloto Bodden López, quien estuviera del lado de los constitucionalistas pero que, por un mandato de conciencia, quiso avalar y agregar algunos datos más a lo descrito por el ex general Pedro Bartolomé Benoit, el verdadero instrumento de la intervención norteamericana de 1965].

 

 El Siglo: Martes, 6 de mayo de 1997.

RELÁMPAGO INFORMATIVO: 25 de mayo de 2019.

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