Con «La Falacia», la muerte hizo pausa

Por Augusto Álvarez
La muerte decidió hacer una pausa y mantener la vida al último implicado en el fallido intento de asesinato a un oficial de la Policía Nacional.
Tal es el caso del delincuente Luis Alexander Lambert, más conocido entre sus iguales como “La Falacia”, implicado en el intento de asesinato del mayor Domingo García Sugilio, seguridad de los familiares de la Primera Dama, Cándida Montilla de Medina.
Durante la agresión armada al mayor García Sigilio también participaron Osmil Eduardo García (Tiquitique), caído en un «intercambio de disparos» con agentes policiales, así como Lisa Marina García (Marinita), ahora residiendo en Najayo.
En el mundillo de “La Falacia”, se murmuró que no se entregaría con vida, sin embargo, a última hora decidió ponerse en manos de Virgilio Almánzar, de los Derechos Humanos, para seguir respirarando, aunque presionado por una hermana, que él tildó de traidora.
Al momento de ser agredido, el mayor policial García Sigilio, se dijo, que uniformados de otras instituciones, presentes en el escenario, no actuaron. ¿Por qué? ¿Están siendo investigados?
Con este y otros sucesos similares ocurridos en diferentes puntos del país, se derrumba la versión oficiosa de que la delincuencia es sólo percepción. Esto así, porque ahora la delincuencia llegó al entorno presidencial.
Lo cierto es que la inseguridad de la ciudadanía es tal, que hasta sectores del oficialismo se muestran temerosos.
Asimismo, importantes figuras consideran que dados las acciones utilizando motores, se debería poner un horario tope para su movilización. ¿Un toque de queda?
Quieran reconocerlo o no, el tremendismo de los delincuentes se ha desbordado, de ahí la necesidad de medidas oportunas.