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El Ministerio de la Mujer calla en caso Anabel

Por Augusto Álvarez

Quizás por la saturación de denuncias contra el feminicidio, no escuchamos la voz del Ministerio de la Mujer, en el asesinato de Anabel González.

Senadores, dirigentes políticos y figuras de la diplomacia, han condenado el asesinato de la doctora Anabel González, y sorpresivamente, ha faltado la voz vehemente de quien debió encabezar la lucha contra el feminicidio.

El padre de la doctora González dijo que logró conversar con la representación provincial del magisterio, pero… el asesinato implicaba un nivel superior de responsabilidad.

El Ministerio Público ha sostenido (siempre lo mismo) que las investigaciones llegarán al final ¿cuál, si Anabel está sepultada, el fruto de su vientre sin padres, y los corresponsables del feminicidio, sin castigo?

En otros casos, quizás en épocas superadas, cuando la Policía Nacional, entendía, retenía a un beneficiario de una libertad, naturalmente, nunca retuvo a un empresario.

Hubo un período en que los tribunales de San Pedro de Macorís impartían justicia, cuando reales profesionales del derecho postulaban, hasta que llegó la invasión de quienes aspiran ascender rápido en la escala económica y social.

Quizás con el asesinato de Anabel González, el oído presidencial escuche los clamores de quienes reclaman justicia, y recoja los guantes de «manos de piedra Guzmán», salvo que sea pedir demasiado.

En cada feminicidio (en especial de las victimas sin voz ni dolientes), el ministerio de la Mujer debe arriesgarse y desafiar a quien entienda, pues lo cargos públicos son pasajeros.

Luego de mucho bla, bla, bla, y como resulta evidente, reina la impunidad, el Ministerio Público suspendió, ¡provisionalmente!, a los fiscales de San Pedro de Macorís.

Pero, no sólo el Ministerio Público está podrido en San Pedro Macorís, también la justicia, pues el Tribunal no debió homologar el vergonzoso acuerdo parcial, porque sólo fue firmado por el asesino.

En San Pedro de Macorís, el Juez de la Pena está libertando violadores sexuales, sin comunicárselo a sus víctimas. Y eso es un abuso. Eso es corrupción.

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