Una madrugada brutal, golpe de Estado contra Bosch

Por Augusto Álvarez
-Y 2-
Cosas de la madre naturaleza, pero las madrugas que casi siempre son frescas, esa del 25 de septiembre amaneció caliente.
En la radio de la época, la voz de un locutor (Tomás Reyes Cerda) anunciaba que el gobierno del presidente Juan Bosch había sido derrocado.
¿Los conjurados? Los altos mandos de las Fuerzas Armadas, sin sacar a ningunos de los generales, que, tras desconocer la Constitución de 1963, instalaron una Junta Cívico-Militar, insostenible en el tiempo.
Juzgar a las autoridades civiles de aquellos momentos, ignorando la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, a los Estados Unidos, de Kennedy, sería un absurdo histórico.
Al calor de la llegada de Fidel Castro y sus barbudos al poder en Cuba, Estados Unidos estrechó el cerco en el área, y puso a los militares a enfrentar el fantasma del comunismo.
Justamente, lo que siguió después, tras la papa caliente del golpe, los militares y el Triunvirato preñado de odio, fue donde floreció la conspiración de abril.

En cierto modo, el golpe contra el gobierno del profesor Juan Bosch, alumbró el despertar de ciertos hombres de armas, que en 1965 se llenaron de honras.
El proceso golpista que cortó la posibilidad de que el gobierno electo se extendiera más allá de los 7 meses, constituyó el prólogo de un abril insurrecto, en 1965.



