Crónica de un no y un si

Los pinchazos telefónicos
Augusto Álvarez
«Primero se llevaron a un obrero, pero a mí no me importó porque no soy obrero. Luego se llevaron a un cura, a mí tampoco me importó porque tampoco soy cura. Ahora me llevan a mí, pero ya es muy tarde» B.B.
Las grandes ventajas de las redes es que de repente nos recuerdan historietas extraídas de la vida real.
Don Pedro Mir, nuestro queridísimo poeta, publicó en el periódico El Nacional ¿la revista Ahora? Crónica de un sí y un no, invertido en este titular.
Los hacedores de leyes que con todo el derecho dicen les violaron sus derechos al «pincharle» sus teléfonos ¿tenían vacaciones cuando el gobierno expió a la magistrada Miriam Germán?
Cuando se disfrutan las mieles del poder, las violación de la ley no importa, sin embargo, cuando acelera dando reversa y choque, entonces, grita y patalea.
Quienes violan la ley, como se considera a los que ordenaron expiar a sus opositores, deben merecer el castigo de rigor.
En un país de leyes, un juez frena, dentro del marco legal, una orden presidencial, mientras, en nuestro país, el oficial que se equivoca y detiene a un figurín conectado con el poder, firma su cancelación.
Todo el pueblo condenó el atropello oficial a la doctora Germán Brito, también rechaza que se espíe a cualquier ciudadano, pero ¿alguien escuchó las voces de los hacedores de leyes? Ahora se escandalizaron, al recibir una dosis de la misma medicina que recibió la magistrada Germán Brito.
Quizás quien más se habría escandalizado de escuchar el lenguaje de los legisladores, fuese doña Zaida de Lovatón, por lo ¡culto y florido!
Ahora, aunque una va de cal y otra de arena, la práctica es repugnante e ilegal y ningún régimen democrático lo permitiría.