Hasta hoy el Che fue guerrillero

Por Augusto Álvarez
Aunque las redes no tenían para la época, la cobertura de ahora, el llanto de muchos y la alegría de otros, resultó unánime: ¡Cayó el Che!
Desde su llegada en el Granma, como parte integral a Cuba y junto a Fidel Castro y los suyos, se convirtió en una posibilidad de cambio. El doctor Ernesto Guevara dejó de ser un anónimo argentino.
Quizás por su característico acento, por su temple solidario, prendió más entre sus compañeros barbudos, el sobrenombre del Che.
Hasta su carta de despedida cuando se desapartó de Fidel Castro, pasó a formar parte de una realidad-leyenda.
[Ernesto Guevara de la Serna (Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928-La Higuera, Bolivia, 8 de octubre de 1967). Fue médico, político, guerrillero, escritor, periodista y revolucionario argentino.]
Él no fue un aparecido al equipo que organizó en México Fidel Castro, ¡no ombe!, él mismo lo dice.
«Recuerdo de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir…», señala la carta del Che a Fidel Castro.
A juzgar por lo que siguió de Ernesto Guevara, justo con esa carta de despedida a Fidel, se inicia su internacionalización.
Un poco de lucha empieza a repartir por distintos lugares, hasta que se produjo su caída en La Quebrada del Yuro, en Bolivia.
Un 8 de octubre, ya en manos de sus captores, fue cuando el Che le dijo a quien tenía la misión de ejecutarlo: «Póngase firme que usted va a matar a un hombre», un hombre que ahora es leyenda.