Las grandes marchas en Chile


Por Augusto Álvarez
El pueblo chino, bajo la conducción del desaparecido presidente Mao, quizás fue el primero en hacer de las grandes marchas un arma política.
Aunque la historia da la impresión de ser caprichosa, el pueblo chileno invadió Santiago, poniendo al presidente Sebastián Piñeira a pedir la renuncia de sus ministros.
Alguien susurró que algunos regímenes de fuerza, antes de nombrar a un funcionario, le hacen firmar la renuncia.
Como herramienta de la presión política pacífica, la marcha constituye un recurso de incalculable labor, de ahí la solicitud del presidente Piñeira de cambiar parte de los pilares de su administración.
¿Cuántos son los elegidos? Quizás el listado de ministros no supere los 16. Sin embargo, existen figuras en la sombra de un mandatario, que son quienes deciden.
El presidente de Chile, lógicamente sabe lo que implica un desbordamiento de los sectores que, pacíficamente, reclaman mejores condiciones de vida.
Y al igual que ocurre en países situados en el mismo trayecto del sol, la tarifa eléctrica, el agua, conforman partes de los reclamos.



