Reflexiones: Prosperidad

AYÚDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Todos queremos, deseamos y luchamos por la prosperidad, entiéndase por lograr mejores condiciones económicas, para tener más, para hacer más y sentirse ser más.
Sin embargo, son pocos los que se preocupan por su prosperidad espiritual, para lograr mejores relaciones con Dios, tener más fe, hacer más obras de caridad y sentirse mejores personas.
En nuestro mundo se sigue imponiendo lo material y los más afectados serán nuestros hijos, a quienes educamos con un alto sentido de la prosperidad material y sin dar importancia a la espiritual.
Cuando hablamos de su futuro lo centramos en beneficios económicos, cuando preparamos el almuerzo y no los quieren, le mandamos a preparar lo que ellos exigen, son turistas hospedados en hoteles en sus propios hogares, vivimos comprándoles hasta lo que no necesitan, basta con que se antojen, se lo damos todo, bajo el enunciado de “no querer que pasen por las carencias que yo pasé cuando niño”.
Si la ropa o los tenis no son de tal o cual marca no se la quieren poner, al final los únicos responsables de esas actitudes son algunos padres, que incluso sacan tiempo para todo, menos para ir a la Iglesia con sus hijos u orar en familia.
Víctor Martínez piensa que aún hay tiempo para salvar a nuestros hijos de un mundo materialista en donde nada es nada y hasta los comportamientos están regidos por la falta de principios, valores, ética y moral. Evitemos llorar luego, lágrimas amargas.
Hasta la próxima.