Haitianos, entre la fábula y su realidad

Por Augusto Álvarez
Muchos, ligeramente con cierto nivel de formación, últimamente aparecen en las redes con un anti-haitianismo renovado.
Privilegian el mismo discurso del presidente de Estados Unidos con la migración indocumentada. Sin embargo, aquí a todos los meten en el mismo paquete.
Generalmente, desde el momento en que las autoridades dieron el primer picazo para sepultar a la industria azucarera, los extranjeros haitianos, sus entradas al territorio nacional, es cosa de los empresarios privados.
Naturalmente, tal y como se estila en Estados Unidos, cuando otorga «visado humanitario», aquí, al no poder hacerlo, en la línea fronteriza, cuando los que protegen la patria utilizan los baños, el autobús con las haitianas embarazadas entran al territorio nacional.
Es cierto, miles de extranjeros ocupan las principales vías, también las grandes construcciones y fincas de veteranos y nobeles beneficiarios del Estado, ¿quiénes se aprovechan de su status migratorio?
En el mundo de la migración ilegal, al igual que en todas las actividades, el comercio siempre lleva la voz principal, pues los escrúpulos no tienen espacio. De ahí la concentración de extranjeros y sus beneficiarios.
Una rápida mirada a la finca de un funcionario o empresario con poder, nos permitirá, tras la minuciosa observación, establecer quiénes están bajo protección.