REFLEXIONES: Conversando con Dios
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA

Primera parte
Hola, amigos, ¿qué tal? Soñaba que conversaba con Dios:
Lo saludé, hola Señor, ¿cómo estás? Hola Víctor, ¿cómo crees que estoy?
En verdad Señor, que no sé ni que decirte con todo esto que está pasando, me imagino que no estás muy bien.
Cierto, he sufrido mucho viéndolo a ustedes mis hijos, temerosos, sufriendo, prisioneros por sus propias acciones, confundidos y teniendo que renunciar a tantas cosas.
Señor, ¿por qué permitiste que todo esto sucediera?
¿Acaso no recuerdas que al crearlos yo respeté el libre albedrío de cada uno, los hice libres para que eligieran el camino deseado?
Pero, Señor y que tiene que ver todo esto con la libertad.
Ustedes son quienes han creado su enfermedad, su propia tragedia, han destruido lo que me costó crear, no han respetado mis grandes obras, lo han contaminado todo, están destruyendo su propia morada, han convertido el planeta en un infierno, y lo que es peor aún se han destruido a ustedes mismos, viven con odios, desamor, violencia, rencores, ya ni hay hogares, ni respetan la vida.
Han abandonado a sus hijos, llevan la vida muy deprisa, nunca hay tiempo para nada, dependen de una agenda y ni siquiera me visitan en el Templo, ni se detienen a orar para encontrarse conmigo en su interior. ¡Qué vergüenza! No son capaces de dedicarme ni quince minutos al día.
Víctor Martínez bajó la mirada avergonzado y con tristeza en mi corazón quedé inmerso en el silencio.
(Mañana continuaré)
Hasta la próxima.



