REFLEXIONES: Obispos, sacerdotes, diáconos y pastores
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Fue una semana verdaderamente santa, diferente, obispos, sacerdotes, diáconos, pastores, nos vimos inmersos en la soledad de nuestras Iglesias, teniendo que encontrarnos con el Padre cara a cara, sin la presencia de una feligresía, ni los requerimientos que en ocasiones nos hacen los hermanos.
Pienso que dentro de los planes del Señor estaba tocar también las conciencias y corazones de sus ministros, hablar menos e interiorizar más, no confesar a nadie y dejar que cada cual se confiese directamente con Dios, teniendo que violar un sacramento instituido y defendido ante la comunidad, era el momento de confesarnos nosotros y escuchar nuestros propios pecados los cuales quedan tantas veces olvidados por escuchar los de los demás.
Ha sido una revisión profunda de nuestra fe, y nuestro ministerio, ver nuestros templos vacíos para que entendamos lo que sucederá si nuestra Iglesia no se santifica y planteamos cambios profundos en nuestros comportamientos, en la formación de los ministros y en la práctica sacramental de nosotros mismos.
No somos privilegiados, no estamos exentos de las calamidades del mundo, somos hombres débiles, pecadores, elegidos por Dios para Glorificarlo, consagrados y preparados para combatir el mal, no para dañar su gran obra y alejar a la gente.
Nuestra Iglesia también ha sido estremecida, ha quedado demostrado que “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Lc. 4,1)
Víctor Martinez, también ha pedido a Dios misericordia y ha tenido que interiorizar, sanar y purificar su alma.
Hasta la próxima.
