El “santo rosario” es más político que científico

Por Augusto Álvarez
El ministro de Salud Pública acostumbró a la ciudadanía a estar pendiente del avance, contagiados y víctimas del COVID-19.
El ¡santo rosario! o la lectura de los boletines que realiza el doctor Rafael Sánchez Cárdenas tienen la doble misión de informar y de deprimir.
La parte informativa de los avances del coronavirus y los que se realiza para detener su desplazamiento, son de importancia capital, con o sin maquillaje.
La otra cara de la moneda es recepcionada en medio de pánico y desolación, de quienes observan que la pandemia tocó su puerta y la del vecino.
Con o sin maquillar, las informaciones oficiales, no importan de donde procedan, tienen un 50 por ciento de credibilidad e igual de interpretación.
En las estadísticas que diariamente lee el ministro Sánchez Cárdenas, el pueblo es, como los guardias del trujillato, que sabe leer como quiera.
Es tal la sabiduría popular, que cuando los jóvenes eran apresados por la Policía Nacional, en tiempo de Joaquín Balaguer, sus familiares les llevaban a la cárcel leche con bija ¿por qué? Pues se lo diré, siempre eran golpeados.
El “santo rosario” del Sánchez Cárdenas es más político, que científico. Por eso, está perdiendo interés.



