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Afán de reelección e incumplimiento de acuerdos provocaron desastre del PLD

 

Fuerza del Pueblo fue chispa inspiradora de oposición

Por Isidro Hidalgo

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SANTO DOMINGO, R.D.

Tras incumplir los acuerdos a lo interno del PLD (Partido de la Liberación Dominicana), Danilo Medina y su grupo provocaron un gran malestar en esa organización política.

Al tratar de imponer la reelección presidencial, además de querer violar los preceptos constitucionales, Danilo se convirtió en un cacique, provocando un avispero a lo interno del PLD, proclamándose como el líder del partido.

Y ciertamente, era el líder de la cúpula del PLD, pues era quien firmaba los decretos como Presidente de la República y destituía a sus adversarios.

Ante los planes reeleccionista de Danilo, Leonel Fernández asumió el liderazgo y, personalmente, con el apoyo de amplios sectores de la sociedad, incluyendo la oposición, frustró los planes del mandatario, que se vio forzado a renunciar a la reelección.

En medio de esa lucha, el Presidente fue acusado de “dictador”, lo que hizo que la población reaccionara e incrementara la lucha contra la reelección.

El espionaje telefónico a líderes opositores y del propio partido de gobierno se incrementó, según las denuncias hechas públicas por víctimas de esa acción ilegal.

Eso enterró sus planes…

Pero, algo que sobrepasó los límites del espionaje, fue el acecho a senadores y diputados, a través de drones dirigidos por la Policía Nacional, desde los techos del propio Congreso Nacional.

Una acción abusadora y criminal que, al final, perjudicó al presidente Danilo Medina.

Las irregularidades del 6 de octubre, en las primarias del PLD, apadrinadas, al parecer, por un sector oficialista dentro de la JCE, decretaron la división del partido de gobierno y el surgimiento de la Fuerza del Pueblo, lo que provocó, a partir de ese momento, una gran oposición hacia el Gobierno.

Ahí, realmente, inició el desplome del PLD y la derrota de Danilo.

Suspensión de las elecciones

La suspensión de las elecciones municipales del 16 de febrero, fue otro golpe duro para el PLD y el gobierno, porque nadie se tragó el cuento de que se trató de un plan de sabotaje de la oposición.

Los autores de provocar esa crisis, tratándose de lavarse  las manos como Poncio Pilato, montaron un show e intentaron implicar en el alegado sabotaje al candidato presidencial del PRM, Luis Abinader, puntero de las encuestas y cuya organización era favorita para arrasar en los municipios.

Pero, además, las irregularidades detectadas en los centros de votaciones perjudicaban a los candidatos opositores.

Otro plan perverso

A base de mentiras, otra vez la Policía juega un papel protagónico, aunque errado y perverso, en coordinación con la Procuraduría General de la República.

La Policía y la Procuraduría, a base de mentiras lograron detener al coronel Ramón Guzmán Peralta, a quien humillaron, maltrataron y, posiblemente, agredieron, para que implicara a Luis Abinader en el alegado sabotaje.

También, maltrataron a un técnico de Claro, quien fue el que dio la voz de alerta sobre los planes perversos que se estaban planificando en la JCE, en perjuicio de la democracia dominicana.

Ese técnico fue masacrado a golpes en la Policía, según denunció, acción criminal que se produjo delante de representantes de “la sociedad”. Es decir, del Ministerio Público.

 

Pero, le salió el tiro por la culata, porque esas perversidades, al final, beneficiaron a la oposición, porque fueron repudiadas por la población, con excepción de las bocinas oficialistas.

Aunque, debido a la impunidad, el coronel Guzmán Peralta y el técnico telefónico, no hay logrado hacerse justicia. Pero estamos en el camino, y en el horizonte, parece, hay buenas perspectivas.

La pandemia beneficia al PLD…

Tras recibir una golpiza en las urnas, el 15 de marzo, el PLD y sus líderes trataron de confundir, pero metieron “la pata” de nuevo.

Al utilizar la pandemia de coronavirus para sacar provechos políticos, al decir que todo lo que pasaba beneficiaba al PLD, donde ya se contabilizaban cientos  de muertos y más de 30 mil contagiados, el pueblo se enfureció y gritó más duro: “Se van…”

¡Y se van…!

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