REFLEXIONES: El padre David
Hola, amigos, ¿qué tal? Nohivo Lugo era uno de mis mejores amigos de la adolescencia, vivíamos siempre en torno a la Parroquia San Judas Tadeo, grupo juvenil FUN, acción social en los barrios marginados, misa de jóvenes los domingos a las 9 a.m., éramos muy unidos y sanos, y aunque Nohivo no era de los más devotos, tenia la particularidad de que era muy solidario y muy buena gente, sin embargo, doña Victoria su madre sí que era una gran católica.
Crecimos y no supe de la vida de Nohivo, pues se fue a vivir fuera y allí formó familia. Gran satisfacción me he llevado al ver que su hijo David se ordenó el sábado pasado de sacerdote.
Tener un hijo sacerdote es un gran privilegio, debe ser motivo de mucha alegría para la familia, este gran paso refleja la calidad de la educación recibida por parte de sus padres.
Hoy la comunidad cristiana lo recibe con alegría, nosotros sus amigos nos sentimos orgullosos de Nohivo, del padre David y toda su familia.
Víctor Martínez piensa que es este un testimonio que debo compartir con todos ustedes para que vean que en el mundo de hoy no todo está perdido, y que la semilla hay que seguirla regando para cosechar buenos frutos.
David, te tendremos en nuestras oraciones para que Dios te acompañe y te fortalezca en tu nueva misión sacerdotal. Felicidades y muchas bendiciones.
Hasta la próxima.
