Covid-19 fulmina corrupción en RD, fascismo en Bolivia y racismo en EU

Por Augusto Alvarez
Tres líderes de la oposición enfrentaron el COVID-19 y les arrebataron el poder político a fuerzas oscuras.
En el plano nacional, Luis Abinader, su Partido Revolucionario Moderno (PRM) y aliados, en medio de la pandemia, sacaron del poder, mediante un magistral golpe electoral, al gobierno de Danilo Medina, régimen donde imperó la corrupción y la impunidad.
La derrota de Danilo se produce, a pesar de que el propio mandatario proclamó que la presencia en el país de COVID-19, beneficiaba a su partido. Esto lo dijo, en el momento en que la pandemia llenaba los hospitales de contagiados y mataba a decenas de personas.
Danilo y su PLD trataron de sacar ventajas de COVID-19, pero la población no se lo permitió, fueron echados del poder.
Bolivia
Bolivia se empantalonó y, en medio de la pandemia, la fuerte oposición, dirigida por el Movimiento al Socialismo, encabezado por Luis Arce y liderado, desde el exilio, por Evo Morales, da una paliza electoral a los conspiradores, obteniendo una aplastante victoria, que decreta la salida del poder de los golpistas y los asesinos de la democracia de ese país.
Pero, la derrota no fue sólo para los conspiradores bolivianos, que tumbaron a Evo Morales, sino también para los golpistas extranjeros, que como Luis Almagro, inventaron un fraude, para poder provocar un golpe de Estado y adueñarse, a la fuerza, del poder en Bolivia.
Los conspiradores, no solo asestaron un golpe de Estado a la democracia bolivariana, sino que provocaron la muerte de decenas de personas inocentes e impusieron, a sangre y fuego, su voluntad, adueñándose de algo que no le pertenecía.
Pero, Bolivia nunca se dejó aterrorizar, siguió adelante y recuperó el poder.
Estados Unidos
En tal escenario de muerte y destrucción de las grandes economías, en Estados Unidos, el opositor demócrata Joe Biden, aplastó al racista y egocéntrico presidente Donald Trump, convirtiéndose en el político más votado en la historia de esa nación.
Joe Biden sepultó las aspiraciones reeleccionistas de Donald Trump, desalojándolo de la Casa Blanca.
El pueblo norteamericano se cansó de un presidente que sembró la división e incrementó el racismo y la separación de la familia.
El lloriqueo, la arrogancia de Trump, el fraude que dice le hicieron los demócratas, ya es cosa del pasado, él tiene derecho al pataleo.
Bajo la administración de Trump, el coronavirus sembró de muertes a la nación, y en lugar del presidente tratar de frenar la epidemia, prácticamente la minimizó y hasta la desafió, mientras, la economía se desmoronaba.
Hoy, Trump llora como mujer lo que no supo defender como hombre.
Ojalá, Biden aprenda la lesión, respete la autonomía de los pueblos, permitiendo que cada nación trace su propio destino, poniendo fin a las odiosas y criminales sanciones.
La víctia de Abinader, en República Dominicana; de Arce, en Bolivía, y de Biden, en EE.UU., no son simples triunfos, sino, contundentes victorias contra la corrupción, el fascismo y el racismo.



