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La compraventa: Salida de emergencia

Hasta algunas personas de la clase media que se han arruinado, han tenido que tocar la casa de empeño, en estos días, previos a que el año viejo se extinga.

Desde una plancha eléctrica o una licuadora, y hasta una pasola, se aceptan en la casa de “desempeño”, en estos días y siempre.

C, fue el pan nuestro de cada día para los hijos de la extrema miseria de Villa Consuelo, y con nombres distintos, otras casas de empeños, daban servicio a los vecinos en las distintas barriadas.

Hasta los especiales han dispuesto las compraventas en estos días, pues quienes están en los programas como receptores, se desesperan y recurren a la búsqueda rápida del moro: empeñar.

Tener hambre no resiste una pausa larga y el estómago suele reclamar y hasta obliga a desesperarse a los adultos, y en caso de la niñez, no existe espera para luego.

En la inmediatez, la casa de empeño adquiere en las barriadas populares, la más rápida salida a la desesperación o demanda estomacal.

En realidad, después de finalizar diciembre y los chelitos en circulación, ahí es que la puerca retuerce el rabo, ¿cómo sacar lo que se empeñó?

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