REFLEXIONES: Médicos enviados por Dios

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Hola, amigos, ¿qué tal? Estas sentado en la puerta del consultorio, batas blancas que pasan para allá, batas blancas que pasan para acá, todos médicos muy preparados, estudiados, algunos muy humildes al reconocer la presencia de Dios en el ejercicio de su profesión, otros que se sienten dioses a quienes hay que idolatrar, porque saben mucho, algunos se jactan de ser los que más saben.
Observas los rostros sonreídos de algunos, que te saludan al pasar con afecto, otros ni te miran, consideran que eres uno más que debes esperar tu turno.
Algunos pendientes a cuantos pacientes hay para multiplicarlos por signos de pesos y con cuántos voy a inventar para producir más, otros hacen lo imposible hasta por regalarte la medicina, reciben tu llamada sin importar la hora y siempre están dispuestos a servir sin importar tu situación económica.
En la viña del Señor hay de todo, pero hay profesiones sagradas que están conectadas directamente con el amor de Dios, pues a pesar de tu competencia, tu mirada tierna, tu sonrisa sin mascarilla, tu trato afable, fino y cortés son los signos de que eres un enviado de Dios a través del cual Él se está manifestando.
Víctor Martinez te sugiere ser un médico digno del Señor, recuérdalo “Al que mucho se le da, se le exigirá mucho” Lucas 12.
Hasta la próxima.




