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REFLEXIONES: Mujeres de oración

 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

Hola amigos, ¿qué tal? ¿Cómo olvidar aquellas mujeres de oración que todo lo resolvían elevando sus súplicas al Todopoderoso? Mis abuelas, por ejemplo, Isabel era una mujer santa, consagrada, que solo sabía hacer el bien y orar, Mercedes (Mamita), como le llamábamos, recuerdo que tenia un altar en su habitación lleno de santos, velas, difuntos y vivos, se sentaba frente a él horas, en oración profunda. Mi madre Laura me decía que cantar en el coro de la Iglesia era orar dos veces, la recuerdo con los Rosarios que me dejó en su pequeño cofre.

Todavía hoy, pienso que son muchas las mujeres de oración, que gracias a ellas mantienen al mundo sobreviviendo a las calamidades.

Esta semana recibí un mensaje anónimo que alude a las mujeres de oración y deseo compartir con ustedes:

“Una mujer de oración, hace el desierto florecer. Una mujer de oración, ve las tempestades como oportunidades. Una mujer de oración, llora, más no se da por vencida. Una mujer de oración, está siempre dispuesta para la guerra. Una mujer de oración, no desiste, insiste. Una mujer de oración, no habla, actúa.

Una mujer de oración, transforma una maldición en bendición. Una mujer de oración, actúa con sabiduría. Una mujer de oración, es discreta, ella sabe su lugar. Una mujer de oración, dice palabras que edifican y que dan vida. Una mujer de oración, no se describe por lo que tiene, sino, por lo que es.

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Una mujer de oración, actúa por la Fe. Una mujer de oración, no tiene miedo, confía en Dios. La verdadera MUJER de oración, es aquella que tiene conciencia que con Dios lo puede todo y que para tener victorias solo es preciso confiar. Para la MUJER de oración no hay nada imposible, con su fe todo es posible.”

¡Cuántas mujeres que imitando a la Virgen Santísima, un día como hoy elevan sus oraciones al Padre, por sus maridos, por sus hijos, por su pueblo¡

Víctor Martínez desea felicitar a todas esas mujeres de fe, consagradas al Señor, que dedican sus vidas a ayudar al prójimo y a las tantas mujeres que viven en el mundo aportando una oración cada día, por sus familias, amigos, su Iglesia y por todos los necesitados de amor. Dios las bendiga.

Hasta la próxima.

 

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