REFLEXIONES: Visité a don Francisco

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Los hijos de don Francisco me pidieron le visitara a la casa, por la imposibilidad de traerlo a consulta, pues ya está postrado en cama; y así lo hice.
Don Francisco está muy lúcido, algo intranquilo y lo que es mejor aún su salud está muy estable, pero se siente muy solo, no tiene con quien hablar y aunque de vez en cuando uno de sus cuatro hijos pasa 10 minutos a saludarlo, él no se siente satisfecho y se entristece mucho. Dice que la doctora que lo visita le tiene una serie de medicamentos que lo mantienen durmiendo, tranquilo y con un ánimo ficticio.
Comprendí a don Francisco, él, ni tonto, ni perezoso, dice que no es un problema de pastillas, sino de presencia humana, no entiende como con cuatro hijos y siete nietos tiene que vivir tan solo, enviudó hace unos años y con él sólo vive la muchacha del servicio que lo atiende.
Hice un convenio con él, lo visitaría semanalmente y diseñaríamos un programa de terapia ocupacional, para dejarle algunas tareas cada semana, esto acompañado de mis llamaditas telefónicas ocasionales para saber cómo se siente.
Don Francisco tiene 86 años, y como está tan lúcido y pendiente de todo lo que pasa en el mundo, vamos a volver a encender la computadora, vamos a darle mejor uso a su celular, vamos a escribir historias del pasado, vamos a pintar, ¡ah!, y vamos a hacer un manual de consejos, sugerencias y soluciones, ya que de todo lo que conversábamos él tenía una respuesta con aportes a los problemas nacionales. ¿Por qué no escuchar la voz de la experiencia?
Y como Víctor Martínez se dio cuenta de que el amigo no es de oración, le pedí la oportunidad de conversar acerca de Dios, de vez en cuando.
Dios bendiga a estos ocupados hijos que al menos buscaron una ayuda psicológica y espiritual para ese padre solitario, a quien de seguro convertiré en un anciano feliz.
Hasta la próxima.




