REFLEXIONES: El funeral de Maritza

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? He asistido como ministro al funeral de mucha gente y he ayudado a morir a otros tantos, de esta experiencia hablaremos en otro momento.
Me tocó esta vez, compartir con una familia muy querida el funeral de Maritza, mujer extraordinaria, llena de vida, alegre, entusiasta, laboriosa y amorosa, una gran guerrera, como la describe su familia.
Luchó hasta el último momento por su vida, pero una vacuna la traicionó, matándola. Ivelisse, su hermana la acompañó en este tránsito de paz, de luz y de amor.
Me tocó celebrar la Palabra en el templo de las Siervas de María, hermanas consagradas a los enfermos, fieles servidoras del Señor, amorosas, entregadas e incansables en el servicio a los demás, se pasan las noches sin dormir, cuidando y orando a los enfermos, en las cabeceras de sus camas, Dios bendícelas.
Cuando subo al altar de las Siervas, me convierto en lo que Dios quiera, pues me dejo conducir como un humilde siervo, este día me tocó compartir esta experiencia con un gran grupo de personas de mucha fe.
Alfredo era el esposo consagrado de Maritza, muy resignado, daba un gran testimonio del amor de Dios, con la paz que irradiaba.
Un bellísimo coro, elevaba sus cánticos para unir sus voces con el coro de los ángeles celestiales que allí se sentían entre nosotros, el Espíritu Santo se derramó en cada una de las personas allí presentes, mientras una mujer muy especial y espiritual, quien organizó todo aquello se deleitaba con la vivencia espiritual del momento, pues su amado esposo, estuvo acompañándonos en todo momento.
Víctor Martínez elevó sus oraciones al Padre Dios, pidiéndole que, a través de la intersección de su Hijo Jesús, permitiera que el Espíritu Santo fuera derramado entre nosotros, para bendecir a toda esa familia, y despedir con mucho amor a Maritza y a Ivelisse, y así fue.
Al compartir esta reflexión hago extensiva mi petición al Todopoderoso para que fortalezca, proteja y bendiga los hogares de todos los que hoy me escuchen y recuerden que hoy te puede tocar a ti, vive, disfruta y permite que el Padre more en ti. Hasta la
próxima.