REFLEXIONES: Así fue mi san Valentín
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? En el día del amor y la amistad recibí algunos detalles que me llegaron al alma, por ejemplo, bien temprano y desde Turquía, mi nieta Chantalle me escribía: “Abuelo feliz san Valentín, gracias por ser el amor más grande que he tenido todos los años, te amo y te extraño, gracias por estar siempre presente con tus detalles.”
Transcurría el día y alguien me sorprendió con este mensaje, un escrito que se titula: “No dejes escapar a las personas que hacen bonito tu mundo. Las personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea, quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y leales.
La gente bonita es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos llega hasta el corazón. Su sola presencia emociona, porque respetan, porque no juzgan y porque siempre dan la cara. Por eso son las personas que hacen lindo nuestro mundo.”
Consideré Víctor Martínez que este era el escrito que mejor te describía y que hoy era un día muy significativo para enviártelo, gracias por tu bella amistad, por tu apoyo incondicional siempre y por ser como eres.
Fue mi segundo gran mensaje entre miles de corazoncitos, flores, mensajitos, bendiciones, recibidos a través de mi WS.
Salí esa mañana a caminar por los mall, elegantemente vestido, como quien espera al amor de su vida, esto después de haber ido a un programa de radio a conversar acerca del amor, qué feliz me sentía al verme sano, sentirme buen mozo y con la satisfacción del deber cumplido.
Ya en la tarde cuando regresé a mi casa gran sorpresa me llevé, recibí regalos, eran un tesoro para mí, que llenaban mi alma y mi corazón: Dos tayotas, dos berenjenas, una funda de verdura, unas manos de guineítos, un buen vino, una caja de chocolates, otra de ricas galletas, en fin, alguien más me hizo sentir merecedor de saborear el don de la amistad.
Escuché las últimas palabras del día: “Víctor querido, tarde, pero segura. Le doy muchas gracias a Dios por gozar de tu amistad y amor para mi y los míos de ti. Gracias por tu esmerado cuidado y múltiples oraciones para con nosotros. Eres especial. Dios te continúe bendiciendo hoy y siempre.”
Me recogí en mi lecho y luego de dar gracias a Dios, abrí mi botella de vino, puse una serie y celebré solo, en paz y feliz, la gran noche del amor.
Hasta la próxima.