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Y esas armas… ¿dónde iban y a quién pertenecen?

Por Claudia Fernández

En menos de tres meses, la Dirección General de Aduanas junto a otras entidades de seguridad ha incautado dos importantes cargamentos de armas de alto calibre, introducidas de contrabando, en el muelle de Haina Oriental.

Resulta muy preocupante la situación, especialmente porque en el país se vive actualmente un clima de relativa tranquilidad ciudadana, por lo que llama la atención el hecho de que en apenas 3 meses se hayan realizado estos decomisos y precisamente en el mismo puerto, Haina Oriental, lo que hace suponer que alguien de dentro está en estas complicidades criminales.
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Se recuerda que el pasado 16 de diciembre, la entidad encontró 33 armas de fuego, 350 unidades de municiones y 56 unidades de cargadores, 250 cartuchos de pistolas 9 milímetros, 100 cartuchos para escopetas 12 milímetros, 35 cargadores para pistolas y 21 cargadores para fusiles, ocultos en dos cajas diciendo “contener mesas desarmables’’, según un comunicado de la institución gubernamental.

Este primer cargamento, encontrado en un furgón proveniente de la ciudad de Miami, tenía la leyenda de artículos del hogar, sin consignación a persona o negocio alguno.

Inexplicablemente, otro cargamento de armas de fuego, esta vez mucho más pesadas, ‘’armas de guerra’’ fue la calificación de Aduanas, fue encontrado, el pasado 15 de marzo, martes, en el mismo puerto, Haina Oriental, para ser más precisos, provenientes de la misma ciudad Miami, y también, ¿puras coincidencias?, sin consignatario alguno, lo que realmente mueve a sospechas de complicidades dentro de la institución recaudadora y protectora de los bienes del Estado y de la ciudadanía.

Lo que realmente preocupa es el hecho de que se pueda introducir por aire, mar o tierra, este tipo de armamentos en un país que constituye una ruta obligada para el comercio, turismo, parafraseando al poeta nacional don Pedro Mir, un país situado en el mismo trayecto del sol, cualquier tipo de contrabando. Armas, drogas, dinero para el lavado de activos, alimentos, personas, todo se trafica en nuestro hermoso terruño, y la mayoría de las veces, con una impunidad que asombra.

A cualquiera se le puede ocurrir traficar con este tipo de armamento para países que actualmente se encuentran en conflictos armados. Etiopía, Mozambique, Marruecos, Libia, en el continente africano; Siria, Palestina e Israel con una guerra intestina de más de 50 años y la más reciente invasión de Rusia a la República de Ucrania, podrían ser blancos fáciles para la compra y venta de armas a ciudadanos que no aguantan la situación imperante en sus naciones.

Para refrescar la memoria, viene a la mente aquel cargamento de armas de guerra, provenientes de la República Checa, mediados de los 90’s, que llegó al país por el aeropuerto oficial de San Isidro, armas que iban dirigidas tanto a Perú como a Ecuador, que en ese momento sostenían un conflicto fronterizo. Hasta el momento, los responsables de recibir las armas y comercializarlas no han sido sometidos, eso quedó en un escándalo a nivel internacional que pasó sin pena ni gloria.

Lo cierto es que para esas armas llegar al país, alguien debió enviarlas, con un consignatario, o es que se puede enviar cualquier cosa, desde cualquier parte, sin ningún tipo de comprobante ni verificación. Entonces sí que nos fuñimos, cualquiera puede utilizar el territorio dominicano para cualquier trama delincuencial. También es bueno recordar que el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise, supuestamente se tramó en este lado de la isla.

Lo cierto es que mueve a preocupación y mucha, que este tipo de situaciones ocurran, y no dejen un eco de asombro en la sociedad, es preciso establecer mayores controles para ingreso y salida de furgones. Por suerte, Aduanas acaba de adquirir un equipo ultramoderno para la detección de mercancía ilegal. Ojalá no pase como los aviones Tucano, que nadie sabe qué labor realizan, ni donde están ubicados, pero todo pasa en este hermoso país de las maravillas.

Pero también es necesario establecer sanciones ejemplares. Dotar al Ministerio Público de los recursos necesarios, logísticos y de personal para continuar su labor, y crear mayor conciencia en los miembros del Poder Judicial, es una telaraña complicada, que solamente se desarticula con firmeza, y recursos, no con deseos y trabajo.

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