Las viejas naciones ¿liberadas?
Después de partirse el mundo en dos polos, en el realmente vencedor (URSS) se decidió graduar de revolucionarias a un conjunto de naciones que apenas llegaron a democracias populares.
Pero en las condiciones de la Segunda Guerra mundial, José Stalin las vistió de revolucionarias, aunque seguían arrastrando todos los vicios de la sociedad anterior al 7 de noviembre.
Bajo la sombra de ese gran árbol (la Unión Soviética) emergiendo victorioso de la guerra, el líder de la URSS puso a caminar a esos países con calzados de mantequilla, que la alta temperatura deshizo.
En pocas palabras, el ejército rojo, bajo la fuerte personalidad de Stalin puso a caminar a quienes en aquellos tiempos eran jóvenes con inquietudes, y de un plumazo del ucraniano (Stalin era de ese país) se volvieron revolucionarios.
Naturalmente, se debe ser agradecidos, y excelentes profesionales deben su formación a esas democracias populares que vistieron el traje del socialismo durante un tramo de su trayecto de vida.
Vista así la realidad, dónde se insertan los revolucionarios reales? La búsqueda podría ser cansina, extenderse y ser objeto y sujeto de la historia después de los sucesos de Ucrania.