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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

REFFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Una de las cosas que siempre ha caracterizado a Víctor Martínez ha sido lo abierto que soy para compartir mis experiencias personales, con fines de llevar algún mensaje de crecimiento y dejar una pincelada de Dios en los corazones de quienes me escuchan.

Hay quienes me han señalado que no debo ser tan abierto y sincero, que debo cuidar más mis intimidades personales, pero en verdad que he logrado trabajar mi humildad de tal manera que, cuando se trata del Señor, por ser parte de sus inspiraciones a través del Espíritu Santo, si es necesario compartirlas, tiene que ser así.

Hoy he estado reflexionando acerca de lo difícil que es abandonar a tu país, alejándote de tus comodidades, de tu gente y de tantos seres queridos, claro ya en mi edad y sin los recursos necesarios, a vivir una aventura en la que el día a día es el que te proporciona la supervivencia.

La vida me ha enseñado que la felicidad no puede depender de nada, ni de nadie, y son estos los momentos difíciles en los que solo la presencia de Dios te acompaña.

Ha sido hoy una mañana fría en la que te levantas y sales a caminar largas distancias subiendo y bajando montañas, para tomar un bus que te lleve hasta la estación del metro, para llegar a tu destino.

Hoy los recuerdos invaden mi mente, en medio del tumulto de la innumerable cantidad de personas que me rodean en los medios de transporte, la tristeza se apodera de mí y empiezo a preguntarme ¿qué hago yo aquí, Señor?

Hoy me siento vibrando bajito, pues me hace falta el calor de los míos, pero debo continuar sin desanimarme, ni perder mi felicidad, ni mi fe, cumpliendo la misión que Dios ha puesto sobre mis hombros, de ayudar a la gente a través de Su Palabra y de mi servicio profesional y apostólico. ¡Que falta me hace el Santísimo!

Llego a la biblioteca donde todos los días me siento a conectar con Dios, a orar por quienes me piden oraciones y están durmiendo en este momento, doy gracias al Padre por todo, hasta por lo que estoy sintiendo y por las lágrimas que en silencio derramo en este momento.

Ya calmado, empiezo a escribir a las personas que en estos días han estado buscando mi ayuda, para darle seguimiento, escribo algunos mensajes inspirados, trabajo mis conferencias, adelanto mi libro, mientras pasan las horas y llega la noche para regresar al lugar donde vivo.

Si de algo estoy convencido es de que Dios me trajo aquí, guía mis pasos y tiene sus planes para conmigo, al menos me ha revelado ya, su interés de que me dedique exclusivamente a la propagación de Su Palabra, a través de estos medios y a fortalecer LA FAMILIA, con mis orientaciones y apoyo.

Tú que estas escuchando o leyendo este mensaje, tienes resuelta la comida de hoy, tienes el calor de los tuyos, tal vez el rostro hermoso e inocente del niño que llega a la casa y te brinda un abrazo o la pareja considerada que tanto te ama, tal vez tenga un medio estable de subsistencia que muchos no tienen, no estas pasando frío, ni hambre, disfrutas del calor de un cálido clima, tienes salud, ¿por qué entonces te quejas tanto?

Valora todo lo que Dios te da cada día y olvídate de lo que no tienes y si te sientes triste o deprimido, confundido o sin rumbo ni norte, busca apoyo, llámame si quieres, que yo sí sé de eso y te puedo ayudar.

He tenido que aprender que SOLO DIOS BASTA.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de Punto Creativo.

Hasta la próxima.

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