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Búsqueda y captura, la frustración policial

Por Augusto Álvarez

La búsqueda de algunos delincuentes reales, con expedientes criminales, podría significar una tripleta para el equipo rastreador, en especial, si el selecto olfato percibe la existencia de dinero.

Ir tras la pista de una importante figura de la delincuencia coyuntural, conduce a controlar la comunicación del personaje, lo que habría acontecido para sellar de policías, el lugar donde se apresó el supuesto o real líder de los asaltantes del Banco Popular.

Sin embargo, gracias a las conexiones en el mundo farandulero, ¿y de los uniformes?, el experto en la formación de militares y policías, vive para contarlo.

Además, se debe tomar en cuenta el apellido del hombre buscado, así como el punto más importante, la principal zona turística, ¿liquidarlo?

¿Recuerdan que una llamada causó la caída del Chapo Guzmán, y que la captura de una computadora marcó parte de la tragedia de la guerrilla en Colombia?

Los equipos oficiales -de persecución de delincuencia barrial-, no quieren testigos, mientras que la discreción al seguir delincuentes de cuellos blancos, conduce a solidarizarse con la paranoia del gancho, pues en cierto modo, resulta incómodo investigar a un ciudadano al margen de sospechas.

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Al final, alguien podría agregar que el gran negocio podría ser para los investigadores, no dejar testigos, fabricar pruebas y garantizar que el ruido en la prensa se extinga.

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