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Trump llega al poder y con ello, la pesadilla al narcotráfico

¡Cógelo, Picante! Mientras tanto, la popularidad en RD parece ser más importante que la seguridad

Buenos días…

Es lamentable lo que sucede en nuestro país. No hay confianza en el Gobierno. Ha cobrado fuerza aquello de que el PRD, ahora PRM, no sabe gobernar. Pero, además, los sectores con capacidad y con inteligencia se han dado cuenta de algo, realmente increíble, pero que es una gran verdad, el presidente Luis Abinader parece estar más interesado en mantener su popularidad, que resolver los problemas del país.

Si todo está bien, como dicen desde el poder, la popularidad está por la nube. Sin embargo, en los últimos meses, eso también está cambiando, pues la popularidad del Presidente baja, como la calidad de vida de los dominicanos, y suben los problemas del país, como la inseguridad, que cada día es más preocupante.

Los problemas del país son muchos, delicados y, por el momento, no se vislumbra, ni siquiera una mejoría. 

El panorama de República Dominicana es tétrico, y quienes vendieron su conciencia, su voto y demostraron ser unos miserables políticos, son los principales responsables de lo que está sucediendo, porque se lo advertimos que lo peor estaba por venir.  Ahí está el detalle.

El país sufre una espantosa inseguridad, con robos, despojos, asaltos, violencia y crímenes por dondequiera. No hay ningún barrio, sector, distrito municipal, municipio o provincia que escape a la inseguridad ciudadana. Y lo peor, nuestra Policía Nacional, ¡perdón!, los altos mandos policiales, huelen a corrupción.  No hay uno, que en estos momentos, grite a los 4 vientos, que es honesto, responsable y que su historial es pulcro. Y nos referimos a los altos mandos.

Y lo peor, pese a que en la “nueva” Policía se han detectado gravísimas irregularidades, que en el gobierno pasado eran casos de gravísimos de corrupción,  el presidente Luis Abinader lo ignora, y en vez de castigar a los responsables, lo premia, porque así mantiene su popularidad. Reiteramos, si quieren pruebas, están en nuestro poder, y en poder de terceros, y hasta de cuartos, para curarnos en salud.

La popularidad del presidente Abinader le está saliendo super cara a la República Dominicana, más de 11 mil millones de pesos en publicidad, y no es para promover obras, porque no la hay, ni para promover el desarrollo eléctrico, porque los apagones están insoportables, y menos para desarrollar la agropecuaria, porque los víveres están carísimos.

Nos decía un funcionario estadounidense, que trabaja en el país, que la masacre de Santiago, la golpiza que recibieron varios jóvenes, por parte de agentes policiales, que parecían trabajaban al servicio de un “punto de drogas”, es algo verdaderamente vergonzoso, y que en cualquier país democrático, el presidente hubiese hecho una limpieza en la Policía.

Pero no solamente eso, ese funcionario nos solicitó una copia del audio, de una negociación entre un policía y un narcotraficante, en Santo Domingo Norte, y dijo que ese es otro caso vergonzoso, preguntando si hubo consecuencia, y respondimos, rotundamente que ¡no! 

Estados Unidos está preocupado por lo que ocurre en el país en materia de seguridad, y según esa fuente, en los últimos años, el tráfico de drogas ha crecido más que como crece la verdolaga.  Los escándalos, maltratos y abusos policiales, se han incrementado de manera alarmante, y peor, la paciencia del presidente Abinader para enfrentarlos.

A EE.UU. le preocupa las ejecuciones extrajudiciales, que por cierto, esas muertes no han logrado disminuir las acciones de los delincuentes, pero le han quitado un peso de arriba a muchos agentes policiales, incluyendo generales, que lograron darle pa’ bajo a quienes antes protegían y de quienes recibían jugosos dividendos. A que el Ministerio Público no se atreve a abrir una investigación. 

Pero, el Abinader tiene dos factores que lo favorecen, aunque al pueblo se lo esté llevando el mismísimo Lucifer. Primero, patrocina las bocinas, en todos los sentidos, y segundo, no hay una oposición política que, al menos,  denuncie lo que ocurre en el país.

Reiteramos, al presidente Abinader parece que lo único que le preocupa es su popularidad.  Luce no estar interesado en que los precios de los víveres, como los plátanos, guineos y yautías, se han disparado,  el dólar sube y sube, igualito que en los tiempos de Hipólito Mejía.

Desde Santiago, un lector de ¡Cógelo Picante!, que dice nos sigue diariamente, nos criticó porque no decimos, ni la mínima parte de lo que ocurre allí en materia de seguridad. “Santiago se está acabando, y los policías son los principales delincuentes”. Eso nos dijo, y como no nos suministró datos específicos, el presidente debe de ordenar una investigación, porque no creemos en el general Jiménez Reynoso, hasta que no expliqué, con sinceridad, por qué fue suspendido cuando era capitán y trabajaba en Cotuí.

Tampoco creemos en el actual director de Asuntos Internos de la Policía, hasta que no le diga al país, las causas reales por la cual fue cancelado cuando era capitán, y mucho menos en el subdirector de la Policía, hasta que no revele porque fue cancelado de Cemento Cibao, en Santiago.

Pero mucho menos, en Brown Pérez a que no le explique a la nación, su accionar en la AMET (hoy DIGESETT) y su lío con el programa aquel por el cual se peleó con Pepe Vila y una casa que dice, recibió en Juan Dolio.

Igualmente, el jefe de la DIGESETT debe explicarle al país, porque ha estado suspendido y sobre cuáles hechos ha sido investigado, y qué pasó con sus expedientes que estaban en Asuntos Internos, y desaparecieron como por arte de magia a su paso por ese organismo.

Y para no entrar en más detalles, que importante sería que el presidente Abinader, convoque a todos los oficiales generales de la Policía Nacional, a un salón amplio, con periodistas versados, exclusivamente en materia policial, y se le permitiera formular preguntas a esos oficiales, instruyendolos a que respondan cada pregunta y permitiendo la réplica de los informadores.

Si eso ocurriera, sería el primer paso para depurar a la Policía, y seguro, el presidente Abinader reduciría en más de un 80% la cantidad de oficiales generales en esa institución, aunque tendría que cambiar de inmediato todos los altos mandos policiales. Pero, de paso, sacaría su reforma del lodazal.

Hoy Donald Trump asume el poder en Estados Unidos, y llega la pesadilla al narcotráfico, y sus cómplices, la corrupción y la impunidad. Y nosotros, estamos en la lista negra.

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