El gobierno más corrupto de toda la historia

Por Flavio HolguÃn
En los últimos 45 años de nuestra vida republicana, hemos sido testigos de una corrupción gubernamental que ha ido en constante ascenso y evolución.
Con cada nueva administración, la malversación de los recursos del Estado y la impunidad alcanzan niveles aún más escandalosos, desafiando cualquier lÃmite de decencia, ética y moral.
Los años nos han enseñado de forma constante que se ha elaborado un sistema para estafar al Estado y esto no es fortuito, ya que responde a la existencia de un sinnúmero de acciones cuidadosamente gestadas para institucionalizar el saqueo, donde la corrupción es el verdadero motor insaciable del poder y la impunidad, su norma.
Para sustentar de forma sensata y objetiva nuestros argumentos sobre los diferentes niveles de corrupción perpetrados por todas las administraciones gubernamentales, es requerible hacer un breve recorrido por las diferentes administraciones de turno, iniciando desde los 12 años del balaguerismo, hasta nuestros dÃas.
Los 12 Años De JoaquÃn Balaguer y el PRSC (1966-1978)
Fue un gobierno autoritario que consolidó el clientelismo y el prebendarismo polÃtico, ejerciendo un control absoluto del Estado.
Su cÃrculo más cercano fue acusado de enriquecimiento ilÃcito y al final de su perÃodo, se decÃa que habÃa creado más de 300 multimillonarios. Durante estos perÃodos, fueron segadas las vidas de brillantes y talentosos jóvenes de la época.
Antonio Guzmán Fernández y el PRD (1978-1982)
Llegó al poder con la promesa de cambio, justicia y la erradicación de la corrupción y la impunidad. Cualquier similitud con la administración actual del PRM es pura coincidencia.
Guzmán instauró el fatÃdico lema: » BORRÓN Y CUENTA NUEVA», lo que garantizó que los corruptos y asesinos del pasado régimen no fueran perseguidos. Muchos atribuyen que fue aquà donde se inició el verdadero viacrucis de impunidad y corrupción.Â
Su gobierno fue señalado por su propio partido polÃtico de malversación de fondos y desorden administrativo, llevándolo al suicidio antes de cumplir su mandato.
Salvador Jorge Blanco y el PRD (1982-1986)
Prometió un gobierno de «manos limpias,» pero su administración fue un desastre. La corrupción se hizo evidente, con el derroche de recursos y desfalco multimillonario.
Su gestión estuvo marcada por protestas masivas y represiones sin precedentes, con una poblada que dejó más de 240 muertos.
Después de culminar su mandato fue encarcelado por corrupción, siendo el único presidente en República Dominicana juzgado por tal delito.
El retorno de JoaquÃn Balaguer y el PRSC (1986-1996)
Su retorno estuvo matizado por la corrupción y el fraude electoral, los cuáles se convirtieron en parte del sistema. Su gobierno estuvo plagado de denuncias de desvÃos de fondos y favoreció a su cÃrculo de acólitos.
Leonel Fernández y el PLD (1996-2000).Â
Durante este perÃodo se dijo que entraron en chancletas y salieron en jeepetas, en franca alusión al nivel de corrupción alcanzado.
Su primer mandato estuvo signado por la capitalización de las empresas del Estado, de la cuál algunos establecen que dicha operación se realizó bajo condiciones leoninas. En este perÃodo hubo una reducción de la deuda externa, una eficientización del gasto y recaudación fiscal, asà como modernización y transformación del Estado.
Hipólito MejÃa y el PRD (2000-2004)
Su gobierno se vio afectado por la quiebra bancaria más grande del paÃs, por casos de corrupción que llevaron al colapso financiero a la Nación, lo cuál produjo la devaluación del peso.
Sin dudas, fue uno de los perÃodos más crÃticos de la economÃa dominicana.
Leonel Fernández y el PLD (2004-2008) Y (2008-2012)
A su regreso elevó la deuda pública, tras múltiples crisis internacionales, por lo que se elevó el gasto corriente. Hubo señalamientos de sobrevaluaciones de proyectos.
El término de «come solo» surgió para describir cómo los dirigentes del PLD se beneficiaron de manera egoÃsta de los recursos del Estado.
Sus dos perÃodos estuvieron caracterizados por un moderado aumento de la deuda pública y por cuestionamientos de enriquecimiento de algunos funcionarios.
Danilo Medina y el PLD (2012-2016) y (2016-2020)
Aunque llegó con un discurso de cercanÃa al pueblo, su administración estuvo envuelta en el escándalo de Odebrecht, en el cuál algunos funcionarios, supuestamente recibieron sobornos millonarios. Además de las descomunales sobrevaluaciones de las obras del Estado, asà como el endeudamiento externo sin precedentes.
Luis Abinader y el PRM (2020-2024) (2024 al 2025)
Llegó con la promesa de acabar con la corrupción y la impunidad. Hasta el momento, sólo se ha limitado de forma sinuosa a impulsar la investigación contra ex funcionarios de la pasada administración. Sin embargo ha sido seriamente cuestionado por su selectivo accionar en perseguir y juzgar a los corruptos encartados del pasado gobierno.Â
En su administración han surgido cuantiosos casos de corrupción, pero la Encargada de Ética y Transparencia gubernamental ha entendido que son «casos subsanables «y en tal virtud no necesitan ser procesados.
El mayor énfasis de su cuestionamiento ha estado en el desmedido y desproporcionado aumento de la deuda pública, tanto como en los casos de corrupción de su propio entorno.
 Como habrán visto cada gobierno, en su justo momento ha sido » El Más Corrupto de toda la Historia,» entonces la verdadera tragedia dominicana no es sólo la corrupción misma en sÃ, sino la normalización de ese asqueante saqueo sistémico.
 Al parecer hemos convertido el robo del Estado en una auténtica competencia, donde cada administración se esfuerza por superar a la anterior en enriquecimiento ilÃcito, endeudamiento irresponsable y grados inalcanzables de impunidad.Â
Nos han hecho creer que la corrupción es endémica y que es un mal inevitable, que es parte de la polÃtica y que es un cáncer que no tiene cura.
Pero la realidad es aún más cruda, porque la corrupción persiste, debido a que en ningún momento ha existido la voluntad polÃtica para erradicarla,  aparte de lo permisivos que hemos sido. La corrupción ha sido fomentada de manera intencional y en cada elección, a sabiendas, no hemos sabido elegir y al hacerlo, lo hacemos erróneamente. Un claro ejemplo de ello es Luis Abinader y el PRM.
 La corrupción no se detiene con discursos perfumados, ni rimbombantes, sino con voluntad férrea y castigos reales y ejemplarizadores. Hasta que no exijamos consecuencias severas, seguiremos siendo un paÃs gobernado por esa hordas de depredadores insaciables.
No importa que nos indignemos, protestemos en redes y núcleos sociales, al final, la impunidad siempre ganará y se impondrá. Una muestra tangible de eso, son los encausados por corrupción de la administración del danilismo.
 Ante este penoso y triste escenario nos viene la gran pregunta:
¿Hasta cuándo vamos a seguir aceptando este oprobioso festÃn de los recursos del Estado Dominicano?
¿Cuántas generaciones más tendrán que pasar y vivir en un paÃs donde la polÃtica no es un servicio, sino un negocio multimillonario?
Si no rompemos ese ominoso lastre de corrupción, malversación e impunidad, entonces la historia seguirá repitiéndose y es muy posible que dentro de 4 años más, alguien escriba otro artÃculo diciendo que hemos vivido: » El Gobierno Más Corrupto de Toda la Historia».