
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Tienen tus hijos el derecho sagrado de conocer a Dios, de ser evangelizados desde pequeños, de vivir con principios y valores que le trazarán en un futuro el camino a la felicidad por entender la importancia de la ética, la moral, el buen y correcto comportamiento.
Sin importar que, ya de adulto, tu no quieras profesar ninguna fe, estés alejado de Dios y quieras llevar un estilo de vida a tu manera, no tienes el derecho de negar a tus hijos la oportunidad de vivir sus propios aprendizajes, de conocer y recibir las enseñanzas de un Dios que los ama, que los protege, que les da fortaleza y siembra la fe, la esperanza, la caridad en sus corazones, todo esto para ser mejores adultos, más exitosos y felices.
Presentarles a los hijos a Dios a través del Sacramento del Bautismo, por ejemplo, con todas las bondades recibidas a través del mismo, con una actitud de agradecimiento a un Dios que es quien te lo da todo, incluyéndolos a ellos, es algo que no debe faltar y no tiene precio, por las bendiciones que recibe un hogar, cuando Dios es el centro de la familia.
Permitir que tus hijos reciban las enseñanzas, desde niños, a través de un catecismo que tú nunca les vas a enseñar, que conozcan la Palabra de Dios, la grandeza del Padre, la importancia de saber elegir entre el bien y el mal y se sientan seguros y protegidos por Dios, es algo muy valioso.
Víctor Martínez trabajó muchos años con niños y adolescentes y te puede testimoniar que, en la mayoría de los casos, aquellos niños que crecieron con principios y valores cristianos, conociendo a Dios, temerosos de la desobediencia a Dios, amando a Dios por sobre todas las cosas, asistiendo a su Iglesia, al final terminan siendo adolescentes más estables, menos problemáticos, y adultos más felices.
Seamos responsables con nuestros hijos, cuidémoslos de las influencias del mal, sacrifiquémonos por ellos, aprendamos a entender que no tenemos derecho a negarles la oportunidad de conocer a Dios y ser buenos amigos del Padre.
Ya tu creciste y si no quieres caminar junto a Dios es ese tu problema, pero no tienes derecho a arrastrar a tus hijos.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias a nuestra exalumna muy agradecida Diana Freites.
Hasta la próxima.