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En Baní y El Seibo, abusos, maltratos y muertes

Por Augusto Álvarez

La pasada semana se registró un hecho que, como dominicano, nos confrontó con la deshumanizada realidad de quienes, desde el poder, exhiben su indiferencia hacia el sufrimiento humano.

El suceso ocurrió en El Seibo, donde una mujer haitiana indocumentada, de nombre Lourdia Jean Pierre, tuvo que dar a luz en el mísero hogar donde se ocultaba.

Como resultado, la joven madre de 32 años se desangró y perdió la vida, al igual que el fruto de su vientre.

El miedo a ser detenida y posteriormente deportada la forzó a tomar la trágica decisión de exponerse a la muerte. ¿Acaso contó con la ayuda de una comadrona?

Y la pregunta es: ¿Dónde queda la dignidad humana? ¿Quiénes son los responsables de estas dos muertes?

Mientras tanto, en la otrora racista comunidad de Paya, en la provincia Peravia, un joven dominicano de piel oscura fue detenido, mientras reparaba un motor.

Agentes del DICRIN lo golpearon, propinándole macanazos, patadas y trompadas.

La golpiza, según reportes del periódico Listín Diario, tuvo su origen en el color de su piel. El joven sufrió los golpes en la Policía de Bani.

Pero, ¡oh sorpresa! El infeliz sobrevivió. Explicó que, afortunadamente, su hermano policía, quien también se encontraba en el mismo recinto, intervino y lo salvó.

El director del cuerpo de orden, Ramón A. Guzmán Peralta, considera que el racismo debe ser considerado a la hora de investigar el caso. O bien, ¿será que la golpiza es parte de la cotidianidad de los agentes bajo su mando?

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