La PN necesita liderazgo moral, no figuras señaladas por corrupción Â
¡Cógelo, picante! Sus altos mandos lucen incompetentes; sigue las denuncias de maltratos y escándalos policiales

Buenos dÃas…
La inseguridad ciudadana se siente en cada rincón del paÃs. No hay una sola familia dominicana que, directa o indirectamente, no haya sido vÃctima de la delincuencia. Y lo peor: ya no sabemos si debemos temerle más a los delincuentes o a los propios agentes policiales.
Bajo la actual gestión de Ramón Antonio Guzmán Peralta, no sólo ha aumentado el temor en las calles, sino también el número de abusos cometidos por la misma PolicÃa Nacional.
Durante su jefatura, se han registrado asesinatos de ciudadanos a manos de agentes, escándalos de corrupción interna, allanamientos sin orden judicial, maltratos, ejecuciones extrajudiciales y un uso desmedido de la fuerza.
¿Dónde está la moral de esa institución? ¿Dónde está la reserva ética que se supone debe garantizar la paz y la justicia?
El presidente Luis Abinader parece no estar alarmado. Pero es fácil no preocuparse cuando se vive escoltado y lejos de la realidad de los barrios.
Mientras tanto, la población común vive con miedo a ser asaltada, golpeada, gaseada o incluso asesinada, tanto por delincuentes como por los propios uniformados.
En este gobierno del PRM, los maltratos policiales han superado, en frecuencia y gravedad, a los registrados en los 12 años de JoaquÃn Balaguer.
Hoy, cualquier ciudadano puede ser vÃctima de una agresión sin motivo alguno: una pregunta incómoda puede terminar en gas pimienta en los ojos, golpes o descargas eléctricas. Las pistolas eléctricas, diseñadas para policÃas en paÃses civilizados, se usan aquà para torturar a ciudadanos indefensos.
Quienes dirigen a la PolicÃa en estos momentos, son elementos incompetentes y cuestionados, incluso, se dice que instruyen a sus subordinados a actuar fuera de la ley. La alta cúpula policial está contaminada. Todos. Ninguno ha dado pie con bola en la lucha contra la inseguridad.
Presidente Abinader: usted se quemó en materia de seguridad ciudadana. Y esa mala calificación es responsabilidad directa de los generales que ha mantenido en sus cargos.
Su propia hermana, según denuncias, promueve al subdirector de la PolicÃa, señalado en múltiples actos de corrupción. Incluso, fue despedido de una empresa de cemento en Santiago bajo circunstancias dudosas.
Por otro lado, el Inspector General, que es promovido por su hermano José Abinader,  está vinculado a un desfalco en el hospital de la PolicÃa. Existen auditorÃas que asà lo prueban.
Otro caso grave es el del general Orison Olivence Minaya, impulsado polÃticamente por el ministro Administrativo de la Presidencia. Auditado por manejos cuestionables en el IPE, también ha sido vinculado a un hecho violento ocurrido en La Vega.
Lo peor es que no son casos aislados. Los directores policiales en Santiago, Santo Domingo Este, San Juan, Barahona, San Francisco de MacorÃs, Santo Domingo Norte, y la DIGESETT (actual y anterior) también han sido señalados por incompetencia y actuaciones mediocres.
La PolicÃa Nacional necesita con urgencia una reserva moral. Un liderazgo honesto, profesional y sin vÃnculos con el narcotráfico ni la corrupción. Alguien respetado, que represente a la institución con dignidad.
De no hacerlo, presidente, esta situación explotará. Y cuando eso pase, podrÃa ser demasiado  tarde para tomar decisiones.
La ministra de Interior y PolicÃa deberÃa renunciar. No ha demostrado capacidad para manejar la crisis. Cada vez que se pronuncia sobre seguridad, empeora las cosas. Ha perdido la confianza de la ciudadanÃa.
En paralelo, ya se ha solicitado formalmente la interpelación, en la Cámara de Diputados, de la ministra Faride Raful y del director de la PolicÃa, Guzmán Peralta. La petición fue realizada por los partidos PLD, Fuerza del Pueblo, PRD y PQDC, tras una serie de allanamientos sin orden judicial, uso excesivo de la fuerza, y violaciones a los derechos fundamentales.
 En las redes y medios, están los detalles. Nosotros hemos venido advirtiendo y denunciando todo lo que está pasando,  y usted, presidente, no ha hecho caso, y al término de su gestión, su calificación terminará en cero, achicharrado para la historia.